Siempre se ha tenido la creencia de que los estudiantes que obtienen excelentes calificaciones, los intelectuales, los oradores y aquellos que tienen buena memoria son inteligentes. En unos que otros casos los pueden ser (¡Cómo no!), pero no necesariamente.
Los alumnos aprovechados y que alcanzan notas sobresalientes es producto de su disciplina, la cual se manifiesta al realizar todas sus tareas y preparar las asignaturas previo a los exámenes. Y al contar con una memoria normal, para almacenar datos relativos a las materias, es lógico que las aprueben con números superiores.
Si se exhibe una conducta similar en todo el programa de la carrera no hay duda de que el alumno está destinado a graduarse con honores. Ello no significa, sin embargo, que estamos en presencia de un genio.
No son genios tampoco todos los intelectuales. Me refiero a aquellos individuos que han leído y han escrito mucho, que acumulan conocimientos prestados, al consultar obras de múltiples autores, los cuales les sirven para reciclar y elaborar libros que constituyen aportes culturales para la gente.
Si necesariamente un intelectual no es inteligente, mucho menos podría serlo un orador.
La oratoria es un arte, donde la voz, la articulación de ideas, la entonación de las palabras, la narración y la descripción juegan un papel preponderante. Y sería mejor orador si el individuo tiene cultura y buena memoria, lo que permite realizar anécdotas y comparaciones de hechos históricos universales.
Es un error, de igual manera, considerar que una persona con buena memoria es muy inteligente. No necesariamente.
El concepto inteligencia es objeto de discusión, de la misma forma que hay cuestionamientos a ciertas mediciones del Coeficiente Intelectual.
De todas maneras, se sigue creyendo que la inteligencia abarca comprensión y razonamiento, adaptación, creatividad y resolución de problemas. De esas características, sin embargo, hay dos que son las principales: Creatividad y solución de problemas
Se trata de dos aspectos que necesariamente no guardan relación al nivel cultural de la persona. Cuando empezaron a proliferar los supermercados, en nuestro país, los pulperos no desaparecieron, porque apelaron al delívery: entrega a domicilio de productos de forma rápida.
Eso es creatividad. Y puede ser creativo un albañil, un herrero, un carpintero, un mecánico, todo el que escapaz de introducir innovaciones.
Estados Unidos está, posiblemente, a la cabeza de las innovaciones. Creó el avión, internet, microchip, láser, teléfono celular, refrigerador, la computadora, medicamentos y energía. En los deportes ese país creó el béisbol, voleibol, baloncesto y fútbol americano.
Las contribuciones de los chinos también son importantes. Crearon el papel, la imprenta, la pólvora, la brújula, la seda, porcelana, dominó, técnicas agrícolas y de navegación.
Los chinos incursionaron al capitalismo de último y son los mayores vendedores. Además, crean puentes y obras físicas en lugares inimaginables. Los ingleses no se quedan atrás.
Crearon el motor a reacción, la máquina de vapor, el primer sello postal y deportes como el fútbol y Rugby.