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¡Invasores reales!

¡Invasores reales!

Narciso Isa Conde

Haití no nos invade. Otros han sido y son los invasores. Conquistadores españoles y de otras potencias europeas invadieron  estas islas caribeñas, esclavizaron y asesinaron a sus pacíficos pobladores, invadieron a África y trajeron acá esclavos/as negros para reforzar la esclavitud y practicar el genocidio. Civilizaciones blancas se impusieron a sangre y fuego para explotar y saquear.

En ambas partes de esta isla los conquistadores y colonizadores exterminaron nuestros aborígenes y terminaron pobladas por “extranjeros” o descendientes de “extranjeros”, unos pocos verdugos blancos y numerosas víctimas negras, mestizas y mulatas. Y así hasta el presente, con muchos otros ingredientes crueles.

Las tropas yanquis que nos invadieron en 1916 y 1965, la CIA, FMI, BM,  y los Bancos de Negocios son los verdaderos invasores, depredadores y saqueadores de este país y de nuestro pueblo. Las corporaciones mineras (Barrick, Falcondo, Gold Quest, Uni-Gold…) han invadido y amenazan  invadir nuestra Cordillera Central y otras zonas del país. Y ambas poblaciones empobrecidas han sido forzadas a migrar.

Nuestros enemigos, pues, no son los migrantes haitianos/as, ni el humilde pueblo de ese país hermano. Son los poderosos que dominan el mundo y sus lacayos en ambas partes de esta isla, que oprimen ambos pueblos y nos quieren enfrentar, para ellos entonces disfrutar tranquilamente los frutos de sus fechorías. Con esos fines, aquí y en Haití, desde arriba, se fomenta intensamente el odio contra el pueblo vecino. Los pueblos dominicano y haitiano son pueblos que desde sus respectivos países deben unirse para defenderse, independizarse y liberarse de la voracidad imperialista-capitalista y de políticos, empresarios y jefes militares ladrones, déspotas y explotadores. ¡Para desterrar el odio y sembrar amor y unidad entre pueblos liberados y naciones independientes!

Mientras tanto, es válido establecer regulaciones migratorias mutuamente ventajosas y normas de cooperación justas en comunidad con todos los pueblos de Nuestra América, conectando en armonía identidades y culturas diversas.

 El excanciller haitiano, recientemente destituido, estaba sembrando odios. Es de los políticos haitianos anti-dominicano que hacen profesión envenenando las relaciones bilaterales para encubrir sus cuentas no pagadas. Esa es la verdad y merecía ser desplazado. Pero aquí los hay peores y más encumbrados, sin destituir, que se la pasan sembrando odio a la inversa y a dos manos. Porque el accionar de Abinader y su canciller, asumiendo tesis como las del pueblo haitiano “invasor”,  “carga insoportable”, “incapaz de valerse por sí mismo”, demandando intervención imperial y abusando contra inmigrantes,  contiene  más odio de la cuenta. ¡No respetan que Patria o Matria son humanidad!, no otra cosa.

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