Mientras Haití registra los más altos índices de violencia, dejando una estela de crímenes, secuestros y las pandillas aumentando su dominio, expandiéndose en más franjas de su territorio, el Consejo de Seguridad de la ONU, quedó sin respuestas en su última sesión, donde abundaron los discursos sin propuestas esenciales para coordinar una acción conjunta de países que detengan el salvajismo reinante en la media isla, cuya repercusión afecta a otras naciones.
La falta de inacción de la ONU conduce a Haití al precipicio, pues está abandonada a su suerte, desangrándose cada día, en tanto Kenia menos interés en liderar una fuerza que intervenga allí para imponer el orden y separar las feroces bandas haitianas, fuertemente armadas, para allanar el camino del restablecimiento del orden, abriendo la posibilidad de realizar elecciones e instalar un gobierno constitucional.
Y ahora una alta corte de Kenia prohíbe que sus fuerzas policiales incursionen en Haití, una sentencia que se agrega a las condiciones exigidas por el país africano, difíciles o imposibles de ser satisfechas por la ONU y sus Estados miembros, condicionando el despliegue de fuerzas a la firma de un pacto multinacional que cuente con un firme apoyo de recursos económicos suficientes, equipamientos y logísticas.
Asimismo, Kenia planteó que se requiere de un esfuerzo múltiple coordinado entre el gobierno y las operaciones de seguridad junto a los organismos de la ONU, a fin de respaldar los medios de vida y de fortalecer un crecimiento económico abarcador en los vecindarios más necesitados de Haití. Y quién complacerá las condiciones del país africano.?.
Los kenianos y cualquier nación que integre una fuerzas interventoras están conscientes que sufrirán numerosas bajas, pues se trata de una guerra urbana, donde sus adversarios tienen ventajas porque pueden disparar de cualquier ángulo, principalmente desde los callejones, por lo que la tarea resulta riesgosa y de largo tiempo en una batalla, que dejará muchos muertos.
Y debido a que las bandas están muy bien artilladas, con armas de gruesos calibre, un control de más del 80 por ciento del territorio haitiano, podrían dar un duro enfrentamiento a cualquier intruso.