Las elecciones mañana domingo en Perú están tan polarizadas entre la izquierda y la derecha que parece que lo que está en juego es la suerte del sistema político. Aunque el candidato de izquierda, Pedro Castillo, ha llegado con una ligera ventaja en las encuestas, no sorprendería un triunfo de la derechista Keiko Fujimori.
Castillo, de Perú Libre, ha moderado su discurso en los tramos finales del proceso para captar el respaldo del centro y para no atemorizar a los mercados con cambios radicales. Fujimori, de Fuerza Popular y quien reivindica el legado económico de su padre, el expresidente Alberto Fujimori, apuesta por la estabilidad macroeconómica.
La pandemia sanitaria, que ha golpeado con dureza a Perú, no dejará de incidir como telón de fondo en las votaciones que lideran un profesor de escuela rural y una empresaria que realizó sus estudios universitarios en Estados Unidos. Tras la crisis la pobreza y las desigualdades se han incrementado considerablemente.
Los analistas apenas disimulan las posibilidades que las circunstancias otorgan al candidato de Perú Libre de que se alce con la victoria con un porcentaje respetable. La calle ha mostrado una significativa preferencia por Castillo como representante de la numerosa población indígena y de los sectores populares.
Para evitar temores se ha desmarcardo de Venezuela y Cuba. Es la primera vez que Castillo compite por la presidencia de la nación, mientras Keiko lo ha hecho en otras dos ocasiones, saliendo derrotada en ambas aunque por ajustado margen.
