Hace unas cuantas semanas, la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED) tuvo a bien desarrollar su tradicional acto de reconocimiento a figuras del ámbito de la comunicación.
Dentro de esa actividad, la institución entregó su denominado “Caonabo de Oro” a dos maestros con los cuales me identifico plenamente desde hace más de 30 años.

Ellos son, la extraordinaria joya del arte del buen escribir y la crítica literaria, doña Jeannette Miller, y el cultor de un periodismo comprometido con la verdad, el inmenso Ramón Emilio Colombo.

Justo es destacar que la profesora Miller ha incidido notablemente en la preparación académica de grandes generaciones de profesionales de las más diversas áreas.

De igual modo, su trabajo en el campo de la literatura dominicana es un gran referente a la hora de hacer una determinada consulta.

Con Colombo tenemos a una reputada pluma que siempre está en ristre para lanzar las necesarias municiones que dan en el blanco de la verdad.

Nunca se arredra a la hora de salir a defender las causas nobles del pueblo dominicano y no pasa factura por ese gran servicio.

Estimo que la ASEPEDse honró extraordinariamente al reconocer las labores desarrolladas por mi querida maestra Jeannette Miller y el afable amigo Colombo.