Este mes se cumplen 57 años de la ejecución de uno de los homicidas más despiadados y crueles de la historia dominicana: Johnny Abbes García. Este implacable sicario que dirigió el tenebroso Servicio de Inteligencia Militar (SIM), fue responsable de la desaparición y tortura de miles de personas durante la Era de Trujillo.
Su espeluznante rosario de crímenes lo inició con su acercamiento al tirano, el cual se produjo por medio de una carta que el esbirro le envió a Trujillo, solicitándole «trabajar» con él. Abbes participó en la mayoría de asesinatos que se cometieron durante la sangrienta dictadura, incluyendo la matanza de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo y la de las Hermanas Mirabal. Asiduo lector de las noticias del Tercer Reich y de Adolfo Hitler, de lo que se rumora tomaba «lecciones» de bestialidad y vesania en contra de los seres humanos, el inmisericorde matarife trabajó en Radio Caribe y fue cronista deportivo.
Luego del ajusticiamiento de Trujillo, Abbes fue designado por el doctor Balaguer como cónsul en Japón. Recorrió varios países, terminando su periplo en Haití como parte de los asesores de François Duvalier en la conformación de la banda criminal llamada Tonton macoutes.
El sociólogo e historiador Orlando Inoa en su libro Trujillo y yo, Memorias de Johnny Abbes García relata que el matón era habitué a las fiestas en Puerto Príncipe, en donde decía a los dominicanos asistentes que estaba escribiendo un libro que revelaría «asuntos» que él no estaba dispuesto a cargar con la responsabilidad. Su final se produjo cuando Papa Doc develó un complot que buscaba derrocar su gobierno, sindicándose a Abbes como uno de los responsables, siendo exterminado junto a sus dos hijas, su esposa y la empleada del servicio.