Opinión

Jugar limpio

Jugar limpio

Fidelio trajinaba en la casa. En la noche revisamos el traje blanco con que tenía que juramentar a los nuevos diputados y su presidente.

Desde las cinco lustraba los zapatos, y revisaba la corbata adecuada. Eran las siete y ya estaba listo y yo decía: Pero si te dijeron que era a las nueve y treinta ¿Cuál es el afán?
Comencé a sospechar que algo andaba mal cuando una amiga llamó preocupadísima diciendo que en la televisión habían dicho que Fidelio no había ido al Congreso porque “estaba de licencia”. ¡Pero si el acaba de irse al Congreso!.

Cuando arribó al hemiciclo ya había sido sustituido por el diputado próximo en edad, porque a todos los demás los habían convocado a las nueve, y porque no se había confiado en su palabra de que cumpliría con su deber, como no confió el hijo del actual presidente del Congreso, Camacho, quien en la juramentación anterior, mediante hackeo de los medios coloco su discurso sobre las palabras de Fidelio cada vez que a él le toco hablar. Algo insólito.

Hasta ahí habían logrado dejarlo fuera, pero la gran sorpresa fue descubrir que habían colocado en las redes que Fidelio había votado por Camacho, algo que todo aquel que lo conoce sabe que es imposible, porque el jamás intervendría en los conflictos internos entre tendencias partidarias de otros partidos.
Nos llevó toda una tarde aclarar, no sin indignación. Los pueblos no son estúpidos.

Observan el engaño, la simulación, la cizaña, la revancha, el odio entre otrora compañeros y sopesan la personalidad real de los políticos. Recuérdese como, conmovido por la muerte de Pena Gómez, el más vilipendiado líder político popular dominicano, el pueblo voto masivamente para resarcirlo pos mortem y el PRD ganó las elecciones.

Ojo que en esta acción del danilismo contra Leonel en vez de ganar el oficialismo pierda, y sus desacuerdos en vez de imponerse lo reivindiquen.

A nosotros estas luchas nos tienen sin cuidado. Solo advertimos que no se utilice nuestro nombre falsamente, porque 60 años de verticalidad (en el caso de Fidelio que tiene ahora 82) no son en vano y doquiera que el transita lo único que recibe es la profunda admiración, respeto y masivo cariño de la gente.

Y aunque a él lo define la bondad: “Es el más bueno de nosotros” dice Manuel Salazar, no soy tan buena, ni tan paciente, y ya he mandado a reparar los proverbiales látigos con que invadiremos el templo, cuando sea necesario, como Cristo cuando saco a los comerciantes de la política a puro latigazos porque ofendían la tradición de su Padre, porque ahora mancillen la hermosa tradición del Catorce de Junio.

El Nacional

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