Todo el mundo necesita sentirse importante, superar la insignificancia social. Así podemos ver como los seguidores de del expresidente Donald Trump, en su mayoría, son los que en USA definen como “trash” (basura), y “red necks”, término derogativo que significa ser del campo, porque solo ellos se queman el cuello cuando trabajan.
Y lo penoso es que son ellos la carne de cañon de un multimillonario mitómano, que los manipula para que asalten el Congreso, provocando que un millar de ellos ya estén en la cárcel, mientras él juega golf en su palacete de Mare Lago.
Así comprobamos, como un grupete de obreros y obreras emigrantes, en su mayoría negros y negras, son quienes han enviado sus mensajes de odio, a las poetas que se atrevieron a poner a circular un cuentecito infantil en creole, de Ana Belique, impidiendo inclusive que este circulara en la Feria del Libro pasada y obligando a cerrarles el Stand.
Esta semana pude ver las fotos y los videos y me sentí extremadamente apenada, no solo por las víctimas de esta felonía, sino por quienes las perpetran: gente muy pobre y negra, amas de casa y algunas jovencitas, que no han dudado en incluir sus fotos con grandilocuentes discursos sobre “Duarte y los patriotas dominicanos dieron su sangre contra los haitianos para tener una patria”, y eso lo dicen desde Estados Unidos, donde sus hijos e hijas se educan en inglés y ellos y ellas son apenas la basura del sistema, hacinados en barrios donde predomina la droga y el crimen, y ocupan los niveles más bajos de la pobreza.
Lo más penoso es que se dicen miembros de una “Cuarta Orden”, algo que se inventó alguno que de seguro ha estado mirando las películas sobre el Opus Dei y sus secretas sociedades, también compuestas por fanáticos religiosos de bajísimo nivel intelectual, y cultura general.
No así quienes en secreto los manipulan, como en el caso de Trump, a quienes asumo blancos y con recursos suficientes para propagar este tipo de asalto a la inteligencia, donde la cara la ponen los y las infelices que prestan su voz y sus fotos para este tipo de abuso contra jóvenes muchachas que son poetas y escritoras.
Por cierto, querida Miriam German, que ellas han documentado con los videos, llamadas y fotos su denuncia al Ministerio Publico y no han obtenido ningún tipo de respuesta.
No sé si deberemos catalogar a estos “cristeros” de terroristas domésticos para que la Interpol o el FBI (Oficina Federal de Investigaciones) intervengan, ya que la mayoría de los miembros de esta orden de fanáticos ha escrito desde USA.
Mientras, el cáncer crece, frente a las narices de un pensamiento progresista pusilánime y se hace tarde.