Opinión

La leche

La leche

La ganadería lechera nacional confronta problemas de alto costo operativo, baja producción, desventaja competitiva frente a las importaciones de productos lácteos, de urgente modernización de sus estructuras productivas y adecuación genética del ganado.

Los productores locales aspiran resolver el problema con la fórmula de elevar en más de un 30% el precio del litro de leche en finca y prohibir o restringir las importaciones lácteas, con lo cual el mercado quedaría virtualmente bajo condición de secuestro en perjuicio de consumidores e industriales.

Un estudio patrocinado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), estableció que la baja producción de leche, por vaca, con una media de 3.02 litros y los altos costos colocan a este sector en una posición altamente desventajosa ante productos equivalentes importados de otros países.

En las fincas ganaderas locales se producen más de 700 millones de litros de leche al año, de los cuales el 54% es utilizado en la fabricación artesanal de quesos, entre el 16% y el 20% se destina a la producción industrial de las grandes procesadoras, el 19.9% para el autoconsumo, el 5.5% para el consumo fresco, y el 4.4% en las fábricas de yogures y dulces.

Unos 17 mil productores suplen el 70% del mercado local, cuyo potencial de requerimiento sería de mil 200 millones de litros, casi al doble del tope actual de producción lechera, lo que indica que la ganadería lechera tiene un enorme potencial de crecimiento.

Un virtual secuestro de mercado y la imposición de precios por vía administrativa no parece la solución a la crisis que afecta a ese sector de la ganadería, porque es imposible prohibir las importaciones de leche y sus derivados, primero porque la producción local es insuficiente y también porque el mundo de hoy es globalizado.

En vez de convertir la leche en alimento de lujo o materia prima inaccesible, la ganadería local debería formalizar una alianza estratégica con el Gobierno para procurar mayores flujos de financiamiento y tecnología a los fines de incrementar sustancialmente la producción y reducir drásticamente los costos.

A los productores les conviene que se forje una gran industria de derivados lácteos, con la incorporación de miles de empleos adicionales provenientes de pequeñas y medianas empresas, que todas las fincas sean ejemplo de tecnología y productividad y que todos los niños, niñas y adolescentes puedan acceder a por lo menos un vaso de leche.

El Nacional

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