Seis mujeres llegan al borde del espacio a bordo de un cohete de Blue Origin. ¿Hazaña o ganas de brillar? Analicemos el caso.
Llevaba un buen tiempo anunciándose esta misión especial, haciéndose énfasis en todo momento en el hecho de que sería el primer vuelo espacial ripulado exclusivamente por mujeres desde 1963, cuando la rusa Valentina Tereshkova llegó al especio a bordo de Vostok 6. Tereshkova fue sola en esta misión, durante la cual completó 48 órbitas alrededor de la Tierra en 71 horas.
La cosmonauta rusa fue una verdadera pionera de la exploración espacial, y a ella siguieron otras valientes mujeres que marcaron la diferencia, como fue el caso de Sally Ride, quien en 1983 se convirtió en la primera estadounidense y la tercera mujer en llegar al espacio.
¿Qué tiene de especial que la cantante Katy Perry, Lauren Sánchez -la prometida de Jeff Bezos, quien es el fundador a su vez de Blue Origin- y otras mujeres no del todo conocidas llegaran al borde del espacio? Absolutamente nada.
Esta “hazaña” no inspira a nadie ni aporta nada al tema de la exploración espacial, y es por eso que este vuelo de Blue Origin ha sido objeto de tantas burlas, críticas y controversias.
Desde el punto de vista medioambiental, por ejemplo, el impacto es considerable, por más que los de Blue Origin se empeñen en decir que el cohete solo deja vapor de agua como residuo. Quienes saben del tema aseguran que esto es mentira porque la propulsión del cohete implica algún tipo de combustión. Basta con ver uno de estos despegues para saber que no es para nada inofensivo.
Luego está el asunto del costo. Se estima que reservar un asiento en Blue Origin cuesta 150,000 dólares. Estamos hablando de una cantidad de dinero que solo las élites más altas pueden costear, lo que significa que es algo muy exclusivo.
El supuesto vuelo espacial protagonizado por Katy Perry, Lauren Sánchez y otras mujeres menos conocidas entra en la categoría de turismo espacial, un concepto en el que se viene trabajando desde hace años y que poco a poco parece irse materializando.
Aparte de brindar una oportunidad a los billonarios del mundo a salir del planeta por unos minutos, ¿qué aporta turismo espacial? Probablemente nada, pero las compañías detrás del concepto lo disfrazan de investigación y de oportunidad de colonización más adelante.
Es curioso que una compañía como Blue Origin hable de explorar el espacio para brindar una oportunidad a la Tierra y a venideras generaciones de humanos a la vez que contribuye a dañar más el planeta.
El supuesto objetivo de este vuelo tripulado solo por mujeres era motivar una mayor participación femenina en carreras STEM. De momento, solo críticas -y bien merecidas- ha generado.
Desde el afán de Lauren Sánchez de tener trajes espaciales “sexys” hasta las declaraciones vacías de algunas de las tripulantes y los gritos exagerados al momento del aterrizaje, este vuelo de Blue Origin ha caído mal y se ha convertido en un verdadero circo.
Así no es como se hace activismo ni se apoyan supuestas iniciativas de inclusión.