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La promesa de elevar Higüey a provincia

La promesa de  elevar Higüey a provincia

En la última visita del dictador Rafael Trujillo Molina a Higüey, en el año 1960, prometió la creación de la provincia La Altagracia, con Higüey comomunicipio cabecera.

El planteamiento del “Jefe” molestó sensiblemente al pueblo de La Romana, sede a la que geográficamente pertenecía el municipio altagraciano y sus jurisdicciones. “Higuey merece y debe ser provincia”, proclamó Trujillo desde los balcones del local del Partido Dominicano en los alrededores de la fortaleza del Ejército Nacional.

Una ley creando la provincia La Altagracia, con Higüey como cabecera, había sido promulgada por el Presidente de la República en esa ocasión, el doctor Joaquín Balaguer, tras haber sido aprobada a unanimidad por las cámaras legislativas, pero al producirse el ajusticiamiento del dictador, el 30 de mayo de 1961, los gobiernos de turnos, consistente en dos consejos de Estado y dos efímeras juntas militares, relegaron la disposición congresional, indiferencia que fue militantemente rechazada por los higüeyanos.
Es oportuno consignar que la visita y la actitud complaciente de Trujillo con Higüey tenía su origen en su interés de congraciarse con el clero, que por diferentes aristas venía cuestionando las hostilidades del régimen que mantenía en zozobra a la población dominicana.

El dictador había solicitado dos entrevistas al obispo Juan Félix Pepén, las que condicionó a que el padre Benito no estuviera en el encuentro.

Ante la dejadez de las autoridades del Consejo de Estado de dar cumplimiento a la ley que creaba la provincia La Altagracia, se creó un movimiento gestor que envió un mensaje al licenciado Rafael F. Bonelly, presidente del Consejo de Estado, recibiendo el silencio como respuesta.

Integraban el movimiento de reclamo, los hermanos Pachín, Macho y Arévalo Cedeño, Lila Meriño, Mino Cedeño, Luis y Miguel Valdez, el doctor Leopoldo Núñez Leivy, Severo Morales, los hermanos Avila Suero, Lorenzo Cueto, Cástor Feliú, Rodolfo Valdez Santana, Amable Botello y otros.

De ahí en adelante se diseñó un plan de lucha dirigido a presionar a las autoridades de turno y en los primeros días de febrero de 1962, el pueblo se lanzó a las calles, ocupó las carreteras bloqueando las entradas y salidas de vehículos y el comercio cerró sus puertas. Durante una semana permanecieron inactivas todas las actividades de la población y se escenificaron enfrentamientos cuyas consecuencias no tuvieron importancia.

El incidencia de mayor relevancia lo protagonizaron el higüeyano Juanico De Jesús (JuaniquitoBulé), que vivía en la sección Los Cerritos, y el romanense Toñito Flaquer, quien de manera peregrina condujo su camioneta por uno de los tramos de la carretera Mella donde se movilizaban cientos de personas.

Juaniquito reprochó la actitud de Toñito e hizo valer el arrojo y el valor de los hombres de Higuey.
La estrategia diseñada dió los resultados esperados y luego de levantado el movimiento huelgario el pueblo de Higüey obtuvo la sede como cabecera de la nueva provincia, a partir del 27 de febrero de 1963, el mismo día de la instauración del gobierno del profesor Juan Bosch, y del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

El Consejo de Estado había designado como primer gobernador de la naciente provincia al licenciado Amable Botello, y las primeras autoridades congresuales y municipales, electas en las elecciones del 20 de diciembre de 1962, fueron el doctor Sinforoso Pepén Solimán (Forí), senador y como diputados los doctores Arévalo Cedeño Valdez, de Unión Cívica Nacional (UCN) y Pedro María Solimán Bello (Pepe), del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en tanto que Arquímedes Villavicencio, fue electo como síndico.

El Nacional

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