Sé que, al igual que yo, los sectores que vivieron en el 1971 las infames y represivas tropelías de la banda que apadrinó el entonces presidente Joaquín Balaguer se sintieron altamente indignados con lo observado el pasado miércoles en los alrededores del hotel situado en la avenida Tiradentes esquina Gustavo Mejía Ricart.
Creo que quienes sufrieron los embates de esas indignas acciones bandoleriles debieron espantarse de lo escenificado en ese lugar por claques seguidoras del profesor Leonel Fernández contra periodistas y fotógrafos que debían cubrir las incidencias de esa actividad.
La mañana del pasado miércoles vimos todos cómo los miembros de la Policía Nacional, 43 años después, repitieron su inacción contra quienes agredían físicamente a comunicadores sociales.
Todos recordamos la protección que daban los policías a los bandoleros que golpeaban inmisericordemente a los ciudadanos de los barrios Villa Juana, San Carlos, Villa Consuelo, Gualey, Villas Agrícolas, Los Guándules y Guachupita en esos aciagos años de la dictadura balaguerista.
Lejos de evitar y apresar a esos destacados violadores de los Derechos Humanos, los miembros policales lo que hacían era apresar a las víctimas y tendían una alfombra colorada a esos delincuentes, cosa que se repitió la semana pasada en el sector de Naco.
Lo paradójico del caso es que, a casi cuarenticinco años de esos hechos, se renueva ese comportamiento alrededor de una actividad política promovida por un hombre que siempre ha dicho identificarse con el respeto a las libertades públicas.
Tal vez peque de ingenuo, pero quiero pensar que esa acción no pudo tener el visto bueno del amigo Leonel.
Estimo que el expresidente de la República debe cuidarse de los sectores ultraderechistas y negadores de la democracia que lo rodean.
El debe rectificar ese comportamiento de gente que lo sigue.
El panorama vivido en Naco motiva estupor y podría verse como un asomo de una conducta que ya se creía olvidada en la República Dominicana. El profesor Fernández, una persona que se caracterizó por ser un abierto defensor de los Derechos Humanos, no puede avalar que grupos de bandoleros vuelvan a editar tan infame proceder.
Debe impedir que los aprestos ultraderechistas nublen el firmamento de su posible postulación a la Presidencia de la República.