Editorial

Las mariposas

Las mariposas

El asesinato de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal por esbirros de la tiranía de Trujillo, el 25 de noviembre de 1960, motivó que Naciones Unidas (ONU), declarara la efeméride como Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, para que la humanidad jamás olvide ese horrendo suceso.

Desde hace 21 años, la muerte de Las Mariposas, como las recuerda la historia, sirve al mundo como bandera de lucha contra formas de opresión contra la mujer, sea por motivos políticos, raciales, de género o violencia intrafamiliar.

República Dominicana, cuyo gentilicio figura a la vanguardia de esa cruzada mundial, no ha podido librarse del auge del feminicidio ni de la violencia generalizada por razones de género, como lo demuestra la cruenta estadística de 74 mujeres asesinadas en lo que va de año por hombres despechados.

La sociedad dominicana aun padece la enfermedad del machismo expresada en violencia y discriminación por motivo de sexo, al punto que desde órganos del Estado todavía se manipulan discursos sexistas o excluyentes contra la mujer.

En el Congreso se trató de librar de sanción punitiva en el Código Penal al marido que incurre en agresión sexual contra su pareja, bajo el criterio de que el matrimonio o la unión consensual obligan a la mujer a sostener relaciones con su requirente aun en contra de su voluntad.

Desde tiempos inmemoriales, el Ministerio Público colocaba bajo responsabilidad de la mujer agredida, perseguida o amenazada la obligación de informar a su verdugo sobre medidas cautelares de alejamiento, lo que motivó decenas de asesinatos o feminicidios.

La violencia contra la mujer no sólo se expresa frente al hombre despechado o el hogar, sino también el discrimen que sufren en el ambiente laboral donde perciben salarios menores a pesar de desempeñar iguales funciones que los hombres o exhibir mayores capacidades.

Ha de llegar el día cuando la presencia de la mujer se exprese de igual a igual en el Congreso, Judicatura, Administración Publica, universidades y en todas partes, con absoluta garantía de respeto a sus derechos y con las correspondientes sanciones penales a cualquier mortal que intente agredirlas, la mejor manera de rendir tributo a las hermanas Mirabal.

El Nacional

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