Una jornada de oración y ayuno por la paz y el respeto a la vida, encabezada por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y que congregó a funcionarios públicos, dirigentes políticos y representantes de la sociedad civil, ha precedido los actos religiosos con que se celebran el Día de las Mercedes, patrona espiritual del pueblo dominicano.
El dominicano es devoto por naturaleza. El fervor con que gente de todos los estratos sociales suele rendir tributo a Nuestra Señora de las Mercedes es uno de los actos de fe de más significación cultural, que testimonia la nobleza de una nación que cree en sus valores.
La ola de violencia que estremece a la nación ni la crisis económica que ha menguado los presupuestos familiares han sido óbices para que desde muchas horas antes personas de todos los confines del territorio se desplazaran por los más diversos medios al templo del Santo Cerro, en La Vega, para reverenciar a la patrona.
Esa devoción representa un mensaje espiritual para que esa clase política que ha planteado la conveniencia de formar un frente contra la criminalidad y la delincuencia no se quede en el compromiso del momento, sino que sea más consecuente con las limitaciones con que las grandes mayorías satisfacen sus necesidades más perentorias.
Desde tiempos inmemoriales dominicanos, haitianos y residentes en islas vecinas peregrinan al Santo Cerro para reverenciar o encomendarse a los poderes espirituales que atribuyen a Nuestra Señora de las Mercedes, para que los ilumine en la solución de un problema de salud o de cualquier otra índole.
Desde mucho antes de oficializarse el culto, a la patrona se le rendían tributos que con el tiempo no han hecho más que masificarse y convertirse en una tradición que sintetiza tanto la devoción como la nobleza y bondad que adorna un pueblo que siente que la patrona escucha sus plegarias.
La ola de violencia que tanta incertidumbre causa en la población, que ha sumido familias en el llanto y la desesperación, es una ocasión apropiada para que Nuestra Señora de las Mercedes contribuya con sus facultades a zanjar diferencias y unir al dominicano en la solución de males comunes.
El Día de la Virgen de las Mercedes es también una fecha para reflexionar. La nación precisa de un rayo de luz que la ayude a encontrar el camino de la paz, del trabajo, de la seguridad, la confianza, el amor, la solidaridad y de todos esos valores que se han enarbolado para mejorar las condiciones de vida.
