Se estremece en mi cerebro el aforismo del cantautor Facundo Cabral que sentencia llanamente que: “La vida es hambre o festín. Tú eliges”, la cual se está aplicando al pie de la letra en la injusta asignación de pensiones por parte del gobierno de Luis Abinader.

Mientras a algunos, como los cientos de miles de humillados adultos mayores que se pasan el tramo último de sus vidas esperando una pensión que les permita mitigar sus miserias, cabalgando absortos por un desierto de pobreza, tentempié y desamparo, les toca la parte del hambre de la frase lapidaria del poeta argentino, a otros, esta administración lo acerca al millonario festín del boato y la abundancia de las pensiones.

Este logro que busca reivindicar al servidor o la servidora públicos, seres humanos que le dieron al Estado Dominicano los mejores años de su existencia, lo que ha ido es a crear un sistema de privilegios y de favoritismo político que deshumaniza el sistema y origina desencanto y justificadas frustraciones en la mayoría de las personas mayores que sitúa sus esperanzas en la adquisición de estas atribuciones.

L asignación de una pensión debe ser un acto de justicia social, de reconocimiento del deber cumplido, nunca el deleznable acto del odioso enllavismo, el cabildeo o la abyecta tratativa de aposento.

Decretar una pensión de casi 200 mil pesos a una persona que no reúne las condiciones para usufructuar esa distinción es una burla a la Tercera Edad y a toda la sociedad. Puede ser voz contralto y de ahí subir a soprano, y otorgarla sin cumplir los requisitos es una aberración y un escándalo. Puede ser la “bocina” más alta, o el más abanderado de la reelección presidencial, y aun así es inadmisible. Preservemos las pensiones alejadas de la politiquería.

Por: Elvis Valoy
elvis.valoy@gmail.com