Norberto James: “No será olvidado”
La principal ambición de Norberto James Rawlings era escribir poemas que no fueran olvidados nunca y jamás mencionó o aspiró a ser seleccionado del Premio Nacional de Literatura.
Su esposa, Beth Wellington, sostiene que James Rawlings, considerado en los círculos literarios como el poeta de postguerra más importante, tuvo una percepción renovada de la vida a partir de su enfermedad de Parkinson, que le afectó durante los últimos 15 años.
En una comunicación de la señora Wellington al poeta, ensayista y bibliógrafo Miguel Collado, la hoy viuda del poeta dominicano indica:
“La única ambición de Norberto fue escribir siempre buenos poemas. La enfermedad que tuvo le regaló una perspectiva diferente. Nunca Lamentó, ni mencionó el premio (Premio Nacional de Literatura).
Lo más importante para él era que la gente recuerde sus versos y que vivan y se repitan para que se sepan de memoria porque tocan el espíritu de quienes lo sepan. Este es el mayor premio: no ser olvidado”.
¿Mueren los poetas?
Pero la muerte de los poetas es final relativo. Cuando quien muere es un poeta, su palabra y sus imágenes le sobreviven, le suceden y siguen validando, haciendo crecer su marca, ingresando a una inmortalidad que torna innecesarios todos los reconocimientos y premios que no recibieron.
Como personas, sí. Sus cuerpos, tal cual ocurre con el resto de la humanidad, claro que mueren.
Pero como poetas, nunca. Ellos siguen viviendo cada vez que alguien cita, emocionadamente uno de sus textos, de sus figuras, de sus giros poéticos.
A una enorme cantidad de gente joven, puede que no les diga mucho la información, ni el nombre ni la muerte del poeta Norberto Pedro James Rawlings y que la información pase como una de las luctuosas más a las que nos ha acostumbrado ya el pesar sanitario llamado covid-19.
Fallecido en Boston a los 75 años, Norberto Pedro James Rawlings, deja una obra que ha de continuar hinchando de emoción los pechos de quienes se acerquen a su imaginario, recreando los mundos que, por experiencia o fantasía, ¿tocaban su alma? y dejaban como lección ese entrenamiento de fantasía y dolor que es la poesía aceptada como misión de vida.
Para las presentes generaciones Norberto James es un desconocido necesario, en medio de sus afanes de divertimento electrónico-digital. Los textos de James deslumbran por la musicalidad, el ritmo, capacidad descriptiva, una obsesiva y sencilla belleza y la conexión con las verdades esenciales.
¿Cómo escribía, que su obra aparece en decenas de antologías del Caribe, América y otras latitudes?
¿Dónde radicaba el valor de su inspirado acento?
¿Qué lo caracterizaba como creador de figuras y mundos subyacentes en el sudor del negro trabajador de la caña, proveniente de las islas del Caribe inglés?
Norberto James es la voz más trascendente de la postguerra. Nadie lo dude.