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El acuerdo de Santiago
El Acuerdo de Santiago (Rafael Chaljub Mejía, Editorial Argos. 190 páginas. Impreso en Serigraff. Fotos : OGM (Multimedios El Caribe), Imágenes LG y fondo Chaljub Mejía). Si República Dominicana disfruta hoy de un relativo clima de libertades (sobre todo de expresión de las ideas y un también relativo, ambiente de derechos, la base de esta conquista tiene que ser buscada en tres factores: el ajusticiamiento de Trujillo, el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch y el Acuerdo de Santiago que permitió el sacar del poder al dictador ilustrado llamado Joaquín Balaguer, una vez se había demostrado que eran inútiles o impropias las vías de hecho para derrocarlo.

El ensayo-testimonio de Chaljub comporta una trascendencia que no debe ser olvidada.
De alguna forma, el pueblo dominicano respira hoy día ambientes de libertades, gracias a la singular y sin precedente alianza que implicó integrar el Acuerdo de Santiago. Por vez primera, en torno al PRD (cuando era PRD y su trayectoria de historia iniciada en 1939, un tanto distinto a lo que ha llegado a ser hoy), sectores de izquierda (con el MPD como líder) y hasta de derecha (con el PQD como norte), lograron desplazar a Balaguer del poder.
El ensayo atesora el valor de una versión de primera mano. Chaljub no ha podido evitar su condición de maestro y de historiador de aspectos cruciales de la trayectoria dominicana.

El autor no busca darse un lugar entre los historiadores, pero aprovecha al máximo procesos en los que ha sido o protagonista, o participante o estudioso a fondo.

En este orden ha publicado a fondo, ensayos e investigaciones sobre el merengue típico dominicano, sobre movimientos revolucionarios, sobre luchas políticas, vale consignar: Golpe a golpe, (1990); La guerrilla del decoro –Memorias- (1993), Cuesta Arriba –Memorias- (1998 y Antes de que te vayas, Trayectoria del Merengue Dominicano, (2002), que son la mitad de sus títulos, todos en ese orden de trascendencia.
Chaljub, sin pretensiones ni aires intelectuales, se ha afirmado como un investigador y expositor respetable, siempre tomando partido por sus ideas libertarias pero sin acudir a la deformación de los hechos por la ideologización propia y subjetiva de quien es claramente parcial en el juego de tensiones de los hechos narrados.

La publicación de El Acuerdo de Santiago tiene una trascendencia política fundamental: el paso del país de la dictadura ilustrada (de la cual se debe diferenciar entre la etapa sangrienta e imperdonable de los 12 años (hoy se cumplen 54 años de la matanza de la Calle Espaillat, y que fue felicitada por Joaquín Balaguer en tanto gobernante de facto (“Sean mis primeras palabras”- con las cuales consagró la masacre policial de la calle ), en hechos que mucha gente ha querido olvidar pero que la historia registra a pesar del tiempo). Escrito con corrección propia de un conocedor del lenguaje, el texto es ajustadamente descriptivo, evita apasionamientos en sus vuelos y opta por la información oportuna con apuntes narrativos del autor. Vale leerle.