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“Los ninis”

“Los ninis”

Alberto Quezada

Uno de los grandes deseos que albergo para el futuro inmediato es que todo ese derroche de literatura que está plasmada en los planes estratégicos de los Estados sobre políticas de juventud se intensifique y ejecute al máximo.

Quiero que en mi país y en el resto de países de América Latina y el Caribe todos esos bellos programas y estrategias de ataque a la exclusión en esa franja tan importante de la sociedad no sean letra muerta o un simple aspiracional.
Hacemos el planteamiento luego de conocer el más reciente informe del Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre el tema.

Los referidos informes de las reputadas entidades internacionales reiteran la lastimosa realidad de que un 20.3% de la población entre 15 y 24 años en América Latina y el Caribe (ALC) son parte del grupo conocido como ¨ninis¨: jóvenes que no trabajan ni estudian.

No obstante, hay que decir, que esta condición no afecta a todas las regiones del mundo por igual. En los países de alto ingreso existe apenas un 11.2% de ¨ninis¨ entre 15 y 24 años. Sin embargo, esta proporción de jóvenes pertenecientes a esta categoría se duplica para el resto del mundo por encima del 22%.

De esta realidad, hay que resaltar, no escapa la República Dominicana ya que entre los años 2015 y 2021 el 20% de la población juvenil son ¨nini¨.

Hay que apostar al desarrollo de políticas inclusivas basadas en un enfoque de acceso a los servicios básicos de educación en la transición de la escuela al trabajo, detección temprana de jóvenes que abandonan el sistema educativo. Hay que revertir la actual tendencia.

Todos los jóvenes, especialmente los más pobres deben tener mayores oportunidades de recibir de manera gratuita y equitativa capacitaciones técnicas y tecnológicas a través de las Escuelas Vocacionales, Instituto de Formación Técnica y Profesional (INFOTEP) y del Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA), y otras entidades que trabajen con esos temas.

Si hacemos eso es la mejor manera de salvar a nuestra juventud e insertarlo en un mundo de oportunidades.
El autor es periodista y magister en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.