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Lucha estudiantil

Lucha estudiantil

Hugo A. Ysalguez

Una de las contribuciones importantes al sostenimiento de un Estado social, democrático y de derecho, fue la lucha librada por los estudiantes, principalmente secundarios e intermedios de todo el país que se movilizaban constantemente desafiando las embestidas de los aparatos represivos de la dictadura instalada por el ilustrado tirano, Joaquín Balaguer, cuyo régimen llenó de cadáveres los cementerios de la geografía nacional.

Esta democracia imperfecta, aunque los gobiernos de las últimas dos décadas nunca han desatado persecución política, ni en las cárceles se han recluidos dirigentes y militantes de partidos y grupos opositores, observando el respeto a la libre expresión del pensamiento, lo que  ha sido una conquista de la lucha estudiantil.

La Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), con comités en todos liceos públicos del país, motorizó miles de protestas, casi todas reprimidas violentamente a balazos y bombas por fuerzas policiales que dejaron una secuela de muertes y heridos que no disminuyeron el valor de los líderes estudiantiles ni de los alumnos que mostraron no tener miedo a la feroz represalia.

Cuando se escriba la historia de las conquistas de las libertades públicas, el rol de los estudiantes, debe ocupar, quizás, uno de los primeros lugares  por el sacrificio revolucionario de muchos estudiantes que pagaron con sus vidas su rebelión contra el orden de cosas establecidas, mientras otros sufrieron horribles torturas y persecuciones.

Lucha estudiantil contribuyó a  estado social

Con motivo del ametrallamiento contra los estudiantes en la puerta principal del Palacio Nacional, de un nuevo aniversario del 9 de febrero de 1966, escribimos un artículo sobre ese acontecimiento, desde Barcelona, España, escribe unas líneas el economista, José Café, que empiezan así:

“Ese artículo revive una historia en tiempo real. Así lo sentimos  los que estudiamos en liceos públicos y en la UASD. Casi todos sufrimos los estrujones  y apresamientos de la policía.  Si bien el ideal de Juan Pablo Duarte de crear el Estado Nación termina de consolidarse muy a principios del Siglo 20, las partes correspondientes a la libertad y la paz no fraguaron sino hasta 1978. El profesor Juan Bosch, el doctor Jose Francisco Peña Gómez y el doctor Joaquín Balaguer  jugaron los papeles más importantes en el logro de esos objetivos.

Juan Bosch nos educó en política, nos enseñó a debatir con las ideas. Peña Gómez demostró que la lucha armada y el comunismo no eran el camino, y que ningún presidente sería tan listo y poderoso como para perpetuarse en el poder. Y Balaguer, como parte de la transición con su gobierno de fuerza de los 12 años, les enseñó a los presidentes que deben ceder cuando los vientos no soplan a su favor. Como nunca hay felicidad completa, apareció la delincuencia para robarnos toda la tranquilidad y libertad que habíamos obtenido”.