Madrid. (EFE).- Traje impoluto, sonrisa deslumbrante, piel retostada, arquitectura capilar y pose afectada. Es Luis Miguel, el cantante mexicano que mejor encarna el ideal romántico a ambos lados del Atlántico gracias a un color y un poderío vocal que han puesto en ebullición la tórrida noche de la capital española.
Mujeres, mujeres y más mujeres han copado la mayor parte de las 15.000 butacas dispuestas hoy en el Palacio de los Deportes de Madrid, el aforo completo dispuesto para el primero de los dos conciertos que el artista ha programado en la capital, cerrando con ellos la que ha sido su primera gira española en cinco años.
A sus 42 años, el ídolo rubio sigue despertando pasiones y sus fans de siempre, sus «incondicionales», han vuelto por una noche a los tiempos del pancarterismo, las camisetas ilustradas y los gritos de euforia preadolescente. Su último disco, «Luis Miguel» (2010), en principio la excusa para este reencuentro musical, no ha pasado de lo anecdótico.
Más de una treintena de álbumes publicados y 60 millones de copias vendidas dan para solventar de sobra un repertorio con «un poco de todo», como ha dicho él, esto es, boleros, rancheras, baladas y canciones más movidas, en parte escogidas por sus seguidores a través de su web oficial. El público en pie ha recibido con pañuelos, aplausos e histeria al artista que, enfundado en su sempiterno traje oscuro pese a las altas temperaturas, ha arrancado el concierto con «Te propongo esta noche», «Suave y «Con tus besos», acompañado por una banda de doce músicos con una sólida sección de viento. «Muy buenas noches, Madrid», ha dicho el cantante, dando «gracias, gracias y gracias» uno por uno a todos los segmentos del palacio. «Aquí cerramos la gira, es un placer que sea con un público tan bello como ustedes», ha añadido para regocijo del público.