La sublime figura de la madre se erige como inagotable manantial que irriga al mundo de amor, paz, justicia, solidaridad y comprensión, valores que sustentan el ideal de familia, de nación y de la convivencia humana, por lo que todas las acciones contrarias a esos preceptos agreden la ternura materna.
El don de la maternidad fue exaltado a la divinidad por el Dios Padre cuando escogió al vientre de María Inmaculada para engendrar a su propio hijo, cuya sangre derramada redimió del pecado, por lo que toda madre representa hoy la figura de la Virgen sobre quien el arcángel Gabriel exclamó: Bendita tú, entre todas las mujeres.
Aun cuando todos los días del calendario no alcanzan para suplir en besos, abrazos y toda forma de gratitud, el caudal de amor y sacrificio que por los hijos ha dispensado toda buena progenitora, el de hoy es un día propicio para renovarle todo el cariño, respeto y devoción que por ella se siente.
Como el inmenso dolor que padeció la Virgen ante el drama del calvario, las madres sufren por los escenarios de injusticia, marginación, carestía, desempleo, delincuencia, criminalidad y toda forma de exclusión social o económica que flagela a la familia y en particular a los hijos.
El mejor regalo que se le dispensa hoy a las madres debería ser la reiteración a gobernantes y gobernados de luchar y trabajar incansablemente por la consecución de un auténtico régimen de derechos que garantice a plenitud los derechos a la vida, educación, trabajo, salud, vivienda, recreación y observancia de la ley.
Por ser la madre el centro de la familia, propicia es la ocasión para formular votos por el fortalecimiento del núcleo familiar, sin el cual no es posible erigir una sociedad libre de injusticias, ni evitar que el riesgo de que en vez de fuente de vida, la maternidad se convierta en motivo de dolor.
Claveles, rosas, jazmines y demás flores de todos los jardines no darían abasto para reflejar en perfumes y colores todo el amor que el buen hijo siente por su abnegada progenitora, ni aun con las lágrimas que se derraman sobre el mausoleo donde descalzan los retos de la madre fallecida.
El Nacional participa de tan especial efeméride y expresa elevado sentimiento de amor, respeto y admiración por todas las madres dominicanas y del mundo, a las que felicita ardorosamente junto a sus hijos y demás familiares.

