Opinión

Madre

Madre

Erróneamente se cree que el destino de la República pende esencialmente de la clase política, del comportamiento de la economía o del calentamiento global, pero la verdad es que el destino dominicano se vincula indisolublemente a la madre, ese ser cuasi divino que ha sido por siempre el eje transversal de la familia y la sociedad.

Flagelos morales, éticos, políticos y económicos que agobian a la sociedad de hoy, no han podido disminuir o lacerar el inagotable caudal de amor, comprensión, tolerancia y sacrificio que emana del corazón de una madre, insumos que abonan los jardines de esperanza que oxigenan a la humanidad.

Ninguno de los conflictos o guerras bélicas, comerciales, tecnológicas, crisis políticas o degradación ambiental disminuye el manto de protección con el que una madre protege a sus hijos, que no se degrada ni con los desbordamientos de irracionalidad que amenazan con ahogar al planeta.

Es por eso que una nación henchida de gratitud, respeto y devoción filial, celebra hoy el día consagrado a esa mujer dotada del don divino de la maternidad, que como el Altísimo, crea y concibe la vida a través del amor y del perdón.

Aunque el Dios Mercurio aprovecha hoy tan venerable celebración para exhalar fuertes vientos de consumo, el mejor de los regalos que se puede ofrecer a ese ser especial sería aquel que se envuelve en amor, abnegación, respeto y admiración.

Las madres dominicanas aspiran y merecen que Estado, Gobierno y sociedad le dispensen paz, justicia, equidad, sosiego, en un entorno social signado por el respeto a los derechos de sus hijos y de toda la familia.

Propicia es la ocasión para que todo buen hijo abreve en los recuerdos de la madre ausente, con la flor y la oración como muestra de eterna lealtad y fidelidad con sus valiosas enseñanzas y consagrados ejemplos.

El Nacional se honra hoy en honrar al ser más venerado sobre la tierra, el eje alrededor del cual gira todo el amor y la comprensión que aún fertiliza la virtud humana.

Los votos de felicitación van dirigidos hoy a las madres, a quienes también humildemente se ruega ser merecedores de su divina bendición.

El Nacional

La Voz de Todos