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Maga

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Ernesto Guerrero

Cuando Kamala Harris sea declarada ganadora, es probable que vuelvan las protestas por supuestas irregularidades en el proceso electoral. Desafortunadamente, los indignados son un grupo muy grande de estadounidenses que no solo ven a Trump como un líder, sino como su salvador personal, su gurú y, a menudo, el protagonista de su propia telenovela.

Estos entusiastas de Trump creen que el pasado del presidente es tan relevante como las escenas de una película que ya han visto. Para ellos, lo único que importa es «lo que está haciendo hoy». ¡Olvídense de su historial! El 95% de su base juraría que Trump puede caminar sobre las aguas de la economía, y lo peor es que no se irán a ningún lado, jamás, nunca, ¡ni, aunque les ofrezcas muchos billetes!.

Ahora, los seguidores de Trump no son ajenos a la frustración; más bien, parecen tener un máster en ella. Se sienten como si fueran los héroes de una película de acción, donde el villano es la realidad misma.

Se aferran a fuentes como Fox News con la fe de un niño creyendo en Santa Claus, y el respeto por opiniones contrarias es más escaso que un unicornio. Muchos de los que vivimos en el exterior vemos a estos seguidores como fanáticos extremistas, racistas y, a menudo, armados hasta los dientes. Son como personajes sacados de una serie de televisión de bajo presupuesto: esos tipos de películas donde los hombres gordos se ven amenazantes con un AR-15. Y, claro, no hay que olvidar a las «feministas» gritando que Trump «puede hacerles lo que quiera».

Estos seguidores son tan leales que su amor por Trump podría rivalizar con el de un perro por su dueño. Sin embargo, su amor tiene un precio: continúan poniendo en peligro su salud y la de otros al negarse a vacunarse, usar mascarillas y enfrentar el cambio climático que ahora les afecta. ¡Vaya manera de demostrar cariño!.

Para ellos, todos los inmigrantes son “basura” y sus teorías conspirativas desafían la lógica y el sentido común. Ojalá que el resultado de estas elecciones sea un punto de inflexión que permita alejarnos de las divisiones y retomar la misión de promover un verdadero excepcionalísimo americano, que abarque la diversidad y el respeto. Pero mientras, esperamos ese milagro, ellos seguirán coreando su lema: “Make America Great Again” (MAGA).