Editorial Opinión

Manos en la cabeza

Manos en la cabeza

La inseguridad alimentaria extrema o severa creció durante la pandemia de un 1% a 2.7%, con un estimado de 290 mil personas que padecen esa situación, en tanto que la moderada casi se duplicó al subir de 19.5% a 35%, lo que motiva arrimar manos sobre la cabeza.

Esas estadísticas fueron reveladas por representantes del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Gabriela Alvarado, y la directora de esa entidad para América Latina, María Dolores Castro, quienes dijeron que los daños no fueron peores porque el Gobierno dominicano aplicó programas sociales y subsidios.

Proyectar esos datos sobre hambre o pobreza a la crisis de carestía y escasez alimentaria causada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania obliga a llevarse las manos sobre la cabeza, más aún porque se prevé consecuencias económicas similares a las del crack financiero de 2008.

Alvarado, Castro y Ángel Camacho, oficial de Alianza del PMA, acudieron como invitados especiales al almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, durante el cual abordaron los resultados de encuestas e investigaciones sobre la situación de inseguridad alimentaria en este país.

Aunque se asume como una nota de alivio lo expresado por la directora del PMA, de que el cuadro de precariedad descrito sería peor sin las contingencias asumidas por el Gobierno, debería ser motivo de alarma el dato de que la inseguridad alimentaria extrema casi se triplicó y la moderada casi se duplica.

La preocupación por esas estadísticas tiene su base en que la economía del país es de renta media, con un crecimiento promedio del PIB por sobre un 6 % en casi dos décadas, por lo que no se asimila tan fácilmente que casi 300 mil personas sufran de “inseguridad alimentaria crónica o severa” y que la cantidad con precariedad moderada se incremente en un 19 %.

La Comisión de Estudios Económicos para América Latina (CEPAL) estimó que, como consecuencia de la recesión causada por la pandemia, la tasa de pobreza extrema en la región se situó a final del 2020 en 12.5 % y la moderada un 33 %, lo que representa 78 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria severa.

Lo de las manos en la cabeza se justifica con solo pensar lo que ocurriría en términos de crecimiento de la pobreza si el conflicto económico entre Rusia y Occidente se prolonga en el tiempo con su secuela de alzas de precios de commodities, escasez y trastornos en el comercio mundial.

El Nacional

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