Una muerte ejemplar honra toda una vida.
Francesco Petrarca
Santo Domingo.- Hoy se cumple un mes del lamentable fallecimiento del hermano y amigo, el periodista Mario Emilio Guerrero.
Todavía me duele mucho su partida, pero hice un esfuerzo para poder escribir sobre algunas de las virtudes que rodearon a Mario Emilio, quien fue un buen amigo.
Ese es mi deber para que las nuevas generaciones conozcan algunos rasgos del destacado comunicador, que dignificó la crónica deportiva dominicana. Veamos:
Mario Emilio falleció trabajando sin descanso.
Mario Emilio no tenía horario para cumplir con sus obligaciones.
Mario Emilio era incansable.
Mario Emilio luchó como un guerrero para enfrentar varias enfermedades.
Mario Emilio amaba el deporte.
Mario Emilio era un apasionado de los deportes, en especial el tenis de campo, el béisbol y el baloncesto.
Mario Emilio era un ser humano honesto y un buen amigo.
Mario Emilio era un excelente hijo, buen hermano, gran padre y un esposo ejemplar.
Mario Emilio estaba consciente de que somos “hijos de la muerte”. Enfrentó siempre las enfermedades con un valor espartano.
Mario Emilio era querido por mucha gente de diferentes clases sociales.
Mario Emilio se ganó el respeto de los demás.
Mario Emilio era radical y duro con algunas personas, pero desde que pasaban algunos días, acudía al diálogo como instrumento de paz. Puedo decir con propiedad que le gustaba perdonar a sus oponentes.
Mario Emilio resolvía serios problemas en el deporte y se llevó muchos secretos. Como un hombre noble, prefirió no propagarlos y buscar soluciones, pues entendía que era mejor ayudar que hacer daño.
Mario Emilio fue presidente de la Federación Dominicana de Tenis de Campo, en la que hizo un buen trabajo.
Mario Emilio murió siendo relacionista público del Ministerio de Deportes y ayudó mucho desde esa posición a Francisco Camacho y a otros funcionarios de esa cartera.
Mario Emilio deja este mundo con muchos planes en carpeta, pero no hay duda de que fue un ciudadano ejemplar para la sociedad.
Mario Emilio vivió ayudando a los demás. Nunca se cansó de extender su mano amiga a los más necesitados.
Mario Emilio intervino en muchos conflictos del deporte, pero reitero, lo hacía calladamente con el único objetivo de resolver y contribuir a que se viviera en paz.
Mario Emilio me comentó que venía con grandes sorpresas en favor del deporte dominicano y me reveló algunos de sus planes.
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Mario Emilio era el comercializador de la Asociación de Baloncesto del Distrito (Abadina) y de otras entidades en la que realizó una labor ejemplar.
Mario Emilio fue editor deportivo de El Caribe.
Galardones
Mario Emilio Guerrero recibió cientos de reconocimientos y dedicatorias de varios campeonatos en diferentes deportes.
Mario Emilio y Roosevelt
Mario Emilio y Roosevelt Comarazamy eran como hermanos.
Hablaban en ocasiones hasta cinco veces al día.
Comarazamy era un libro de consulta para Mario Emilio.
Cuando Mario Emilio estaba disgustado o tenía un enfrentamiento por su carácter y manera de hablar claramente, Roosevelt le servía siempre de consejero.
Mario Emilio constantemente elogiaba a Roosevelt, pues el maestro de la crónica deportiva, lo ayudó a poder sobrevivir en una sociedad difícil como la nuestra, donde muchas veces se premia la vagancia y se castiga a los hombres de trabajo.
Soy testigo de esa gran amistad y hermandad que cultivaron esos dos entrañables amigos: Mario Emilio Guerrero y Roosevelt Comarazamy.
Recibí la noticia del fallecimiento de Mario Emilio, a través de Roosevelt.
Y me quedé sin poder articular palabras.
José
Mi hermano José Heredia Castillo (Corporancito), falleció hace tres meses y sé de la amistad y el cariño que le tenía a Mario Emilio.
De José haber estado vivo, sé que iba a ser un golpe demoledor la muerte de Mario Emilio, pues se trataban como hermanos.
Solidaridad
Asistí a la Funeraria Blandino y allí se concentraron cientos de amigos de Mario Emilio, en una muestra de solidaridad y el gran cariño que le profesaban a ese gran profesional y maravilloso ser humano, que nos deja muchos ejemplos de lealtad.
Recuerdo
Debemos siempre recordar a Mario Emilio por ser un trabajador a tiempo completo.
Debemos recordarlo como una persona noble.
Debemos recordarlo como un ser humano con grandes virtudes.
Debemos recordarlo por su buena actitud para ayudar a sus compatriotas.
Debemos recordarlo por lo que hizo en favor de la niñez y la juventud.
Debemos recordarlo por los cientos y cientos de amigos que supo conservar.
Familiares
A sus familiares, conformidad y tranquilidad.
Pueden estar seguros que Mario Emilio va al Cielo, pues esa medalla se la ganó en la Tierra.
¡Hermano, siempre te recordaré. ¡Mi aprecio es infinito!
¡Dios te cuidará!
A veces un hombre demuestra con su muerte que era digno vivir.
Francis Ponge
Hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.