Editorial

Más ruido

Más ruido

El embajador de Cuba ha señalado a un oficial de la Fuerza Aérea Dominicana como la persona que, en compañía de guardias armados, transportó en un vehículo con insignias militares a dos peloteros cubanos desertores desde el hotel donde se hospedaban hacia un lugar desconocido.

Debe entenderse la gravedad de esa denuncia, formalizada ante la Fiscalía del Distrito por la delegación cubana que participó en la Serie del Caribe, porque ha sido revelada por el enviado del Gobierno de esa nación, lo que se convierte en un problema de naturaleza diplomática.

Como si no fueran suficientes los ruidos ensordecedores causados por el imprudente premio a Mario Vargas Llosa y el infame informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ahora aflora la denuncia de que un oficial dominicano habría participado en el plan de fuga o deserción de dos peloteros cubanos.

Los hermanos Yulieski y Lourdes Jr. Gurriel no retornaron a La Habana porque ‘cazatalentos’ de las Grandes Ligas los convencieron de desertar para luego poder firmar contratos millonarios con algún equipo de béisbol de Estados Unidos.

El Gobierno dominicano nada tiene que ver con tales tratativas que se acometen en cualquier país donde acuden delegaciones cubanas integradas por talentosos atletas, pero el Ministerio de Defensa y la Cancillería están compelidas a ofrecer al Gobierno cubano las explicaciones de lugar.

No resulta común que un oficial superior acompañado de soldados armados acuda a un hotel a requerir y transportar en un vehículo militar a dos peloteros extranjeros que tendrían intención de desertar, como ha denunciado el embajador cubano, Carlos De la Nuez López.

El Ministerio Público ha sido apoderado por la delegación de Cuba que participó en la Serie del Caribe de la denuncia sobre el involucramiento directo de un oficial de la Fuerza Aérea en la deserción de esos deportistas, lo que obliga a realizar una profunda investigación que permita identificar a los responsables de una acción que afecta a una institución militar y al Gobierno.

La deserción de los hermanos Gurriel habría quedado en el ámbito de las autoridades cubanas y de los piratas que procuran atraer a jóvenes deportistas para ofrecerlos al mejor postor, pero esta vez se menciona en la trama a un oficial dominicano, lo que consigna una situación de gravedad.

El Nacional

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