El presidente de la República, licenciado Luis Abinader Corona, anunció al país que propondrá un aumento no menor del 20% para todos los trabajadores no sectorizados. Esto es, a favor de los trabajadores que reciben el más bajo salario y que no trabajen en los sectores de turismo, zonas franca, construcción, restaurantes y bares.
El jefe del Estado presentará esa propuesta en la próxima reunión de la comisión tripartista, que celebrarán el Gobierno, los empresarios y los trabajadores, al través de sus representantes formales. Revisarán los niveles de salarios que existen en el país. No se trata de un decreto, una ley o una orden lo que expresará la voluntad del Presidente.
Viene bien precisar que el aumento del salario real puede mejorar si va acompañado de una política pública de rebajas del precios de la canasta familiar, control de la inflación, mejoría en la salud, el transporte, etc.
Por tanto, los empresarios presentarán, sin lugar a dudas, sus argumentos en contra de la intención estatal. Dirán que de materializarse ese aumento, se dispararía la inflacción o que las empresas no resistirán una variación en la carga nominal de ese monto o que existen otros problemas más urgentes que resolver, como la eliminación o modificación del derecho al auxilio de cesantía que les corresponde a los trabajadores. Y que el pasivo laboral actual no permite un nuevo nivel de salarios.
Por su parte, los trabajadores apoyarán la iniciativa del sector oficial. Y exigirán el mayor aumento, porque el 20% no compensa el índice inflaccionario que ha experimentado la economía.
Toda noticia de aumento de salarios, en principio, es buena. Lo que los trabajadores reciben por este concepto siempre tiene una finalidad alimenticia.
Sin embargo, debemos estar conscientes de que el incremento en los índices de precios al consumidor, conforme al indicador del Banco Central, hace tiempo que se tragó el posible aumento salarial propuesto.
Y, lo que es peor, una cosa es el salario real, expresado en la capacidad adquisitiva de bienes y servicios que tendrán los trabajadores, y otra muy diferente es el salario nominal, cuantificado fríamente en los registros de pagos de los empleadores.
El primero, si es positivo, mejora el estado de sobrevivencia de los hombres y mujeres que venden su tiempo y energía para realizar la producción nacional. El segundo, el nominal, es un mito o ilusión agravado cuando no cumple con el mínimo vital, como derecho fundamental de los trabajadores.
Cuando los trabajadores reciben un incrementos en sus ingresos tienen la posibilidad, junto con sus familiares y dependientes, de mejorar su nivel de alimentación. Consumirán más y mejores proteínas y calorías. Manos a la obra, señor presidente Abinader.