Editorial

Metástasis

Metástasis

Cuando ocurren tragedias como la muerte a balazos del profesor Mateo Aquino Febrillet, asesinado con una pistola que la Policía asignó al imputado del crimen, un dirigente camionero con antecedentes de violencia, la sociedad está obligada a reflexionar sobre cómo conjurar falencias que la conducen al despeñadero.

La clase política también está compelida a revisar su modo de interacción con la población y admitir que ha abierto de par en par las puertas de sus parcelas a gente sin vocación de servicio que ingresa a los partidos con la intención de llenar árganas con dinero público, purificar riquezas de pantanos o consolidar poder o influencia malsana.

El individuo que el Ministerio Público imputa el asesinato del profesor Aquino Febrillet, tenía la condición de asimilado policial y portaba el arma de fuego que, según el Ministerio Público, fue la usada para segar la vida del exrector universitario.

Ese señor fue escogido candidato a diputado, sin que sus mentores repararan que la Constitución de la República condena el oligopolio que él promueve como jefe del poderoso gremio de camioneros, a la entrada de cuyo local se hizo construir una estatua a su imagen y semejanza.

Los partidos mayoritarios han caído en la tentación de aceptar el ingreso y postular a filibusteros que representan la antítesis del ciudadano con condiciones políticas, éticas y técnicas para ocupar una curul o cargo público, lo que no solo representa un penoso ejemplo para la juventud, sino una agresión al ensamblaje moral de la República.

Una sociedad compungida y avergonzada se entera por vía de los fiscales que el imputado por ese asesinato pretendió con la complicidad de un excoronel de la Policía cambiar el cañón del arma disparada y borrar otras evidencias que comprometerían su responsabilidad penal.

Llama la atención que líderes de los tres principales gremios del transporte de carga y de pasajeros han formado partidos políticos y concertado alianzas para acceder o preservar posiciones congresuales, clara señal del poder que emana de esas asociaciones empresariales.

El asesinato del profesor Mateo Aquino Febrillet no sólo representa una tragedia, sino también un motivo de profunda reflexión para la sociedad y en particular para la clase política que parece no darse cuenta aún de que la tumoración moral ha comenzado a supurar en señal de metástasis.

El Nacional

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