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Miedo al cambio

Miedo al cambio

Alejandro Abreu

(y II)
La primera condición para cambiar es vencer el miedo que nos paraliza. No es casual que en la primera declaración del profesor Juan Bosch, al regresar veintitrés años después de su largo exilio y bajar de la escalinata del avión, llamara a los dominicanos a “vencer el miedo”.

Representado por el autoritarismo, machista, represivo, personalista y monopolista a nivel político, social y económico, sustentado por un ejército y una policía fiel al jefe, su familia y sus oficiales.

El maestro se refería al miedo a la libertad que él representaba.
Sesenta y un años después, el fantasma de la cultura política trujillista da sus últimos coletazos resistiéndose a la derrota de la impunidad.

El miedo del presente, ahora se manifiesta frente a la iniciativa presidencial de reducir sus atribuciones constitucionales y transferirlo para fortalecer la independencia del sistema judicial y de control institucional del propio poder del grupo gobernante.

Es un nuevo modelo de presidencia democrática ciudadana, que escucha, conversa y escapaz de autocorregirse, no es adecuadamente comprendido por ir en contra de la tradición del “criollismo político”, elevado a su máximo nivel en el régimen trujillista, su continuidad reformista balaguerista y sus imitadores recientes.

Algunos sectores del partido de gobierno que responden a la cultura política tradicional también manifiestan miedo al cambio.

Lo cual es un peligro comprensible, ya que vencer la fuerza de la inercia que presiona para que todo siga como antes -primero el partido y sus funcionarios- y construir una cultura política al servicio ciudadano, sin privilegios y distinción tiene riesgos.

El liderazgo gubernamental y de salud, junto a nuestro tejido empresarial logró enfrentar la pandemia, quitar las restricciones primero que la mayoría de los países del continente, reactivar la producción nacional y retomar el crecimiento económico.

Vencimos esta primera ola de incertidumbre y amenazas reales, aun nos encontramos en medio de una segunda ola caracterizada por una inflación expansiva provocada en el exterior por la invasión rusa, la guerra de Ucrania y las sanciones financieras, comerciales y energéticas que trajo consigo, cuyo panorama parece comenzar a mejorar.

Frente a estos evidentes logros, sería una vergüenza que nos falte valentía ciudadana para derrotar los fantasmas y miedos políticos del pasado que amenazan con regresar.

Nos corresponde construir aquí y ahora, una mayoría constructiva en lucha permanente contra los miedos que pretenden hacernos perder las oportunidades del presente.

Por: Alejandro Abreu

licalejandroabreu@yahoo.com

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