De haber incluido una real inspección sobre el servicio y no limitarse a reconocer la labor de los militares en la frontera y transmitirles un mensaje de salutación navideña del presidente Luis Abinader, el recorrido por la zona de una misión encabezada por el ministro de las Fuerzas Armadas, Carlos Antonio Fernández Onofre, hubiera tenido más trascendencia.
La fragilidad de la línea para el trasiego de indocumentados haitianos y el contrabando de cigarrillos, entre otros efectos, genera muchas interrogantes en distintos sectores. Son los propios militares quienes dan cuenta de la vulnerabilidad de la zona con las frecuentes detenciones de haitianos indocumentados y la confiscación de cargamentos de cigarrillos.
Con una frontera “blindada” con el despliegue de miles de soldados, la construcción de una verja perimetral y los modernos equipos de vigilancia deja mucho que desear la entrada irregular al territorio de haitianos indocumentados. No lo hacen como topos por debajo de la tierra ni convirtiéndose en invisibles, sino a través de vías que el ministro de Defensa debe investigar a fondo.
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La costosa inversión es para impedir que un solo haitiano ingrese al país de manera irregular por la zona o para cerrarle el paso al contrabando de cigarrillos. El ministro de Defensa, que tanto interés ha mostrado en el servicio de los militares en la zona fronteriza, debe efectuar una inspección más rigurosa con el propósito de detectar los medios de que se valen haitianos y contrabandistas para burlar la vigilancia.

