El misterio que rodea el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moïse, del que se cumplen hoy cuatro meses, es uno de los ingredientes de la crisis política de ese país.
Con el asesinato del mandatario la viuda y otros sectores ligan al actual primer ministro Ariel Henry, quien se ha negado a ser interrogado por la justicia.
Moïse fue acribillado en su residencia por un supuesto comando colombiano que habría sido contratado por el empresario Joseph Badio, quien está prófugo. Tres horas después del suceso Henry, quien había sido designado primer ministro 72 horas antes del crimen, pero que no llegó a juramentarse, habría hablado dos veces por teléfono con Badio.
Entre los reclamos de las pandillas que hoy controlan las calles haitianas está la aclaración del asesinato de Moïse y la renuncia del actual gobernante. Se teme que el caso quede impune.