Editorial

Monstruosidad

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Un hombre acusado de violar y matar a una niña haitiana de nueve años tuvo la suerte de salir en libertad mediante el pago de una fianza de 5,000 pesos que una jueza interina del Tribunal de Atención Permanente de la provincia Santo Domingo le impuso como medida de coerción.

¿Qué pudo haber ocurrido para tanta generosidad e incluso para el velo de silencio que ha rodeado la monstruosa decisión judicial en favor de Santos Santana (René), quien fue apresado y sometido por el salvaje crimen de Felina Cesar Pie, cuyo cadáver fue encontrado con varias estocadas de arma blanca en unos matorrales cercanos a la autopista Las Américas, en el sector El Valiente?

Es inconcebible que la insultante fianza en favor del homicida fuera solicitada por el Ministerio Público, así como que el expediente no estuviera debidamente sustentado. Aunque el hecho de que la sentencia no fuera apelada de verdad que se presta a suspicacias.

¿Qué razones tuvo entonces la magistrada para liberar a través de una fianza simbólica a un acusado de un crimen tan horrendo? Sin duda que la Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría General de la República tendrán que iniciar una investigación para establecer responsabilidades.

No puede ser que una persona acusada de violar y acribillar a cuchilladas a una niña pueda pasearse por las calles mediante el pago de una fianza, para más indignación simbólica, que un tribunal le impusiera como medida de coerción. Se trata, sencillamente de una monstruosidad.

Un invento

El proyecto para que los presos puedan ejercer el derecho al sufragio a partir de las próximas elecciones va a necesitar de mucho afinamiento para que pueda prosperar. Es cuestionable, de entrada, que se haya contemplado que en una primera fase unos reclusos puedan votar y otros no.

Las autoridades saben que de aprobarse el sufragio de los presos no puede haber distinción como para que sólo los recluidos en el Nuevo Modelo Penitenciario y en algunas pequeñas cárceles puedan ejercer el voto. Conforme a las leyes, tienen que ser todos los preventivos, sin importar el recinto, o ninguno.

Por la dificultad que de antemano se plantea con el voto de los presos lo mejor sería no inventar y esperar que estén dadas todas las condiciones para que también los presidiarios puedan sufragar en las urnas. Como a lo mejor existe en otros países.

El Nacional

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