Opinión

Mujeres y salud

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Niña-esposa
“Ella va en mi barco” es una investigación sobre matrimonio entre menores de edad y adultos presentada en Brasil, julio 2015. Acabada de salir del horno. Compartir las consecuencias arrojadas por la misma es tarea pendiente. “Ella va en mi barco”, es un estudio de metodología mixta que evalúa matrimonios formales e uniones libres entre menores de edad y adultos, ya que estas últimas son las formas más comunes de matrimonio durante la infancia y adolescencia.

Las causas y las consecuencias del matrimonio entre adultos y niñas o adolescentes en Brasil pueden extrapolarse a nuestro país. Las consecuencias de la pobreza y de la discriminación a las mujeres en ciernes en América latina son compartida. Las principales consecuencias del matrimonio durante la infancia y adolescencia identificadas, principalmente a través de la investigación cualitativa, incluyen:

• Embarazo (muchas veces es la propia causa del matrimonio) y consiguientes problemas de salud maternal, neonatal e infantil
• Deserción escolar, y en el mejor de los casos atrasos y desafíos educativos.
• Limitaciones en la movilidad y de la participación de las niñas en sus redes sociales (principalmente porque las expectativas de independencia de las niñas son frustradas por restricciones a la movilidad posiblemente más severas de las que tenían antes del matrimonio)
• Exposición a la violencia por su pareja, incluyendo una gama de comportamientos controladores y desiguales por parte de los maridos mayores.

Este estudio reveló una provisión inadecuados y muchas veces discriminatorios servicios sociales, entre ellos servicios de salud y de falta de protección de los derechos de las niñas casadas.

En general, el noviazgo y las relaciones pre-maritales saludables (que favorecen los derechos sexuales y reproductivos) están ausentes de las trayectorias de vida de las niñas que se convierten en esposas de adultos.

El matrimonio es concebido como la forma principal y más aceptada socialmente de transición a la vida adulta, pero si las niñas abandonan los matrimonios, tienden a enfrentar peores perspectivas de empleo y de educación, en comparación con las niñas no casadas de la misma edad. Además, frecuentemente son las únicas cuidadoras de los/las hijos/as matrimonio.

“Ella va en mi barco” demuestra que niñas y adolescentes que convivieron con padres o cuidadores masculinos involucrados de forma activa y positiva en la paternidad y en el cuidado de las hijas sufren menos violencia sexual o menos actividad sexual precoz no deseada, presentan mejor autoestima y mejor autoimagen, además de una mayor propensión a escoger parejas con comportamientos y actitudes más equitativas en términos de género. En consecuencia, en la primera infancia, la figura masculina protectora puede contribuir a reducir la violencia contra las mujeres.

El Nacional

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