Editorial

Nelson Mandela

Nelson Mandela

Nelson Mandela, icono de la lucha contra el apartheid y símbolo mundial de una anhelada civilización basada en el amor y justicia, ha partido a la inmortalidad, no sin antes legar a la humanidad el acrisolado ejemplo de sacrificio y perseverancia en su irrenunciable e irreductible lucha por la redención de su pueblo.

Mandela sucumbió en su última batalla contra una grave afección pulmonar que lo postró por cinco meses hasta su deceso ayer en su hogar de Johannesburgo, a los 95 años.

A pesar de los 27 años de calvario prisionero del gobierno racista y segregacionista de Sudáfrica, en el corazón de Mandela nunca se anidó odio ni rencor, tanto así que al salir de la cárcel almorzó con el fiscal que obró como su verdugo y se reunió con la viuda del gobernante que ordenó su encarcelamiento.

Convertido en el primer Presidente negro de Sudáfrica, tras el fin del apartheid, Mandela fue arquitecto de una nueva era basada en principios de igualdad, reconciliación, justicia y libertad, por lo que esa nación, otrora cantera racista y violadora de derechos, hoy se erige como un referente para África y el mundo.

La obra redentora de este extraordinario líder le sobrevive a la muerte, porque por siempre será inspiración para todos los ciudadanos que cultivan o luchan por la libertad y la igualdad entre todos los seres humanos sin importar color de la piel o lugar que se ocupe en las relaciones de producción.

Contra todos los vaticinios, Mandela pudo emplear sus extraordinarias condiciones de líder y estadista para conducir a la sociedad sudafricana, concluida la minoría blanca, a superar su pasado de injusticia y odios generados por el régimen de segregación racial.

Un mundo acongojado despide hoy a ese Premio Nobel de la Paz, símbolo de la redención y reconciliación social, convertido tras su deceso en patrimonio histórico de una humanidad agradecida que lo recordará por siempre como icono de la libertad y la dignidad del hombre.

El pueblo dominicano deposita también una rosa roja sobre el imperecedero recuerdo de Nelson Mandela, el preso número 46664, que liberó a su pueblo y enseñó al mundo el camino por donde se llega a la auténtica redención humana. Paz a sus restos.

El Nacional

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