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Ni Sidney ni petróleo

Ni Sidney ni petróleo

Luis Pérez Casanova

La indecisión de Estados Unidos y la comunidad internacional para intervenir frente a la progresiva crisis haitiana torna más que atinada la reiterada advertencia del presidente Luis Abinader de que República Dominicana no está en condiciones de cargar con las penurias de la vecina nación.

La opción militar solicitada por el Gobierno de Ariel Henry para enfrentar a las pandillas que controlan gran parte del territorio no acaba de encontrar respuesta en potencias que siempre han pensado que la solución al drama haitiano está de este lado de la Hispaniola.

Por supuesto, todo el rodeo o el desinterés de las potencias para actuar frente al problema haitiano se debe a que ese país no cuenta con una mina de oro, petróleo o tierras raras.

Y también a que tampoco reside algún estadounidense, como Sidney en Santo Domingo durante la intervención de abril de 1965, que motivó el desplazamiento de tropas para salvarle la vida. Haití solo tiene miseria, que es un problema con el que nadie quiere mezclarse.

Saben bien las potencias que el país no tiene muchas opciones para restaurar la seguridad y la gobernabilidad, así como que el equipamiento a la Policía no tendrá el mínimo efecto en beneficio de la paz.

Por si acaso lo ignoran, existe el temor de que parte de los equipos bélicos proporcionados a la Policía haya terminado en manos de los pandilleros, por esas razones que por aquí les llaman obvias.

Estados Unidos y Canadá, que son los más empeñados en encontrar una fórmula que ayude a aliviar la crisis haitiana, de la que se desvinculó la glamurosa Francia, no deben ignorar que oficiales del cuerpo han sido involucrados en el magnicidio del presidente Jovenel Moise, que más de un año después todavía permanece impune. Sin capacidad ni voluntad es difícil llegar muy lejos.

Con el liderazgo y la fuerza que tiene en la región a Estados Unidos no se le dificulta crear un contingente militar para poner orden en Haití. Eran otros tiempos y otras razones, pero está latente la intervención de República Dominicana para salvar vidas y rescatar a sus ciudadanos residentes aquí.

La acción fue lo que dio lugar al personaje de Sidney, creado por el célebre periodista Art Buchwald para ridiculizar los alegatos del Gobierno de Lyndon B. Johnson. Lo ideal sería que los haitianos pudieran resolver sus problemas sin la intervención de ninguna fuerza extranjera.

Sin embargo es más que sabido que los pobladores de ese país no están en capacidad de encarar una crisis que no se reduce solo a la operación de las pandillas, aunque sea el ingrediente más perturbador, sino que incluye desabastecimiento de alimentos, proliferación de enfermedades, ausencia de escolaridad y otros que están a la vista.