Se trata de un encomiable compromiso el asumido por congregaciones cristianas de Villa Jaragua de integrar a organizaciones de la comunidad para prevenir y erradicar las pandillas, la drogadicción y la violencia que se propaga en el municipio, además de promover la fe en Dios.
Además de ponderarse el ejemplo, que tuvo su punto de partida en Nagua, hace 20 años, debe ser imitado por iglesias y otros sectores para garantizar la seguridad y preservar los valores en sus respectivas comunidades.
Si los comunitarios se empoderan son muchos los males que se pueden solucionar sin tener que esperar la intervención, casi siempre demorada, de las autoridades.
La violencia y el creciente cúmulo de necesidades que socavan la vida en muchas comunidades han encontrado en la indiferencia de sus habitantes un poderoso caldo de cultivo.
Al proclamar el compromiso social y religioso el reverendo Miguel Vásquez destacó que en estos tiempos difíciles, de grandes cambios y retos, hay que unir voluntades y entregarse al Señor para superar las dificultades. La gente tiene que aprender a luchar por la solución de sus problemas.