Al escribir estos párrafos que siempre esperan mis lectores, faltan exactamente para la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe: 233 días, 23 horas, 17 minutos y 55 segundos. Crece la tensión. Suele suceder cuando se tiene un alto sentido de la responsabilidad y más aún cuando se ha recibido un mandato expreso del presidente de la República Luis Abinader, de que quiere unos juegos memorables que llenen de orgullo a todos los dominicanos.

Ese es el caso de José Monegro, presidente del Comité Organizador de la XXV versión de la justa multidisciplinaria que arriba precisamente a sus 100 años. El presidente Abinader confió plenamente en el director del periódico El Día para que organice una fiesta deportiva como sólo los dominicanos sabemos hacerlo, con amor, entusiasmo y esmero.

Igual encomienda tiene el ministro de Deportes, Kelvin Cruz, quien ha recibido un sólido espaldarazo del jefe del Estado para que no les falte nada a nuestros atletas. Kelvin ha asumido el reto gallardamente y entusiasmo no le ha faltado para que la República dominicana exhiba sus avances en los aspectos deportivos, organizativos y técnicos.

Recibí algunas informaciones privilegiadas de algunos organizadores de la justa y no tengo la menor duda de que los juegos marchan impecablemente en todos los aspectos organizativos. Se está trabajando en todas las áreas para que todo esté a la orden del día un mes antes de la esperada inauguración.

He reiterado, quizás machaconamente que el presidente de Centro Caribe Sports, Luis Mejía Oviedo, tiene el reto de su vida, pues está en el deber histórico de que estos juegos patrios, superen a los de San Salvador, donde el banilejo recibió elogios, incluso del presidente Nayib Bukele.

Existe una duda razonable y es el desempeño de nuestros atletas. ‘’No hay peor ciego que el que no quiere ver’’ No se percibe una integración total de los presidentes de federaciones y del Comité Olímpico Dominicano. Nuestros atletas son extraordinarios, saben sacar de abajo, así ha quedado demostrado en los Juegos Bolivarianos de Lima, Perú, pero necesitan la motivación de sus manejadores.

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Estoy de acuerdo con la posición que asumió El Nacional en sus páginas deportivas, cuando manifestó que el Ministerio de Deportes, como ente oficial que aporta los recursos económicos del Estado, está en el deber de supervisar para saber en qué condiciones están nuestros atletas y cuál es nuestra real posibilidad de alcanzar una apreciada cantidad de medallas, pues más temprano que tarde, el presidente Abinader hará esa pregunta al ministro de Deportes y éste deberá responder categóricamente.

Federados y olímpicos tienen la palabra.

Por: Ramón Rodríguez
centrodeidiomaswashington@gmail.com