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Orto-escritura: Despedida de Manuel S. Gautier

Orto-escritura: Despedida de Manuel S. Gautier

RAFAEL PERALTA ROMERO
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Nos congregamos hoy, aquí, para despedir a un gran hombre, a un hombre de bien, al querido amigo Manuel Salvador Gautier, arquitecto y escritor. Estoy aquí en representación de la Academia Dominicana de la Lengua y de su director, Bruno Rosario Candelier, así como del Ateneo Insular, del cual Doi fuera miembro persistente y distinguido.

Doi fue coordinador del grupo Mester de Narradores de la Academia, hasta diciembre de 2019, cuando renunció porque comenzaba a sentirse agotado, él de quien siempre decíamos que era el viejo más dinámico, participativo y alegre. Aquí estamos los demás integrantes del grupo Mester: Emilia Pereyra, Ángela Hernández, Miguel Solano, Ofelia Berrido y quien les habla, Rafael Peralta Romero.

Bueno, quiero referirme brevemente a su trayectoria, y me parece que su vida puede dividirse en tres bloques, cada uno de los cuales incluye tres décadas. De 1930, cuando nace, a 1960 se desarrolla como persona y adquiere su formación profesional, con grado y posgrado en arquitectura, tanto en la República Dominicana como en los Estados Unidos de América e Italia.

En las siguientes tres décadas se dedica al ejercicio de la arquitectura y llega a ser uno de los mejores, además ingresa al servicio docente universitario, y es elegido decano de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Las últimas tres décadas de su vida, a partir de los noventa, las dedica a la literatura. Aprende a ser escritor, por mandato quizá de su conciencia y alcanza un lugar privilegiado en nuestra literatura, con 16 novelas publicadas, solo superado por Marcio Veloz Maggiolo en cantidad de obras de este género. Con la primera obra publicada, “Tiempo para héroes”, ganó el premio nacional de novela Manuel de Jesús Galván, el cual obtuvo otras dos veces.

Lo recuerdo en su etapa incipiente, presente en toda actividad relacionada con la literatura, compartiendo con escritores noveles y leyendo las obras de todos con marcada humildad. Por ese deseo de crecer como escritor se integró al Ateneo Insular, propiciador del movimiento interiorista, en cuyos encuentros mensuales siempre estuvo presente y tuvo participación, a través de este grupo se adhirió al movimiento interiorista, lo que le permitió introducir en su obra el realismo trascendente.

Gautier obtuvo el premio Feria del Libro, 2011, con su novela “Dimensionando a Dios”, que veo la tiene el padre Mella sobre el altar, este premio se ha caracterizado por galardonar libros de ensayos, mayormente de temas históricos, y en verdad son pocas las obras de ficción que lo han ganado, creo que la de Gautier es la primera novela en ganar ese reconocimiento.

No se habla de Gautier como ensayista, pero en 2015, recibió el premio nacional de ensayo por su libro “El hechizo de las palabras”. En 2018 a Doi Gautier se le otorgó el Premio Nacional de Literatura, el más alto reconocimiento en nuestro país para un escritor, por el conjunto de su obra.

De Gautier podemos afirmar que vivió a plenitud, no porque alcanzara la edad de noventa años, sino porque vivió a su gusto, sirviendo a la sociedad, disfrutando de todas las artes y de la buena comida. Quienes hemos comido a su lado sabemos cómo disfrutaba el comer, cuando comíamos en la casa de alguno de los miembros del grupo Mester de Narradores, siempre me pareció que Doi era la mejor persona para ser invitada, pues comía lo que se ofrecía y su emoción representaba el mejor elogio del plato.

Ya he dicho que Doi fue, ante todo, una persona de bien. Con su deceso, la sociedad dominicana pierde a un gran hombre, gran ciudadano y la literatura uno de sus mejores artífices de todos los tiempos. Ahora nos toca pedir al Señor, que lo ha llamado a su presencia, que le permita siempre contemplar la luz de su rostro.
**Palabras pronunciadas el 14 de febrero de 2021 en el funeral de Manuel Salvador Gautier, en el cementerio Puerta del Cielo, Santo Domingo Oeste.

El Nacional

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