La nueva variante de la covid-19 detectada en el sur de África ha provocado justificado pánico, al menos en Estados Unidos y las grandes potencias.
Se asegura que el virus es tan devastador o más que la cepa delta, que ha causado bastantes estragos en distintos países.
Los efectos de la variante delta incidieron en que países que habían levantado las restricciones tuvieran que endurecer el protocolo sanitario.
Por aquí se han puesto a tono con la OMS, Estados Unidos y la Unión Europea al limitar los vuelos de los países sudafricanos. Pero tratándose de una cepa tan contagiosa hay también que fortalecer la vigilancia, sobre todo en una época tan dada para las aglomeraciones como las navidades.
La movilización de la OMS, sociedades especializadas y las grandes potencias son la mejor muestra de que el ómicron está muy lejos de ser una falsa alarma. Y de que la pandemia no ha pasado.