La epidemia de feminicidios y la violencia contra las mujeres es una vergüenza que se tiene que combatir con la misma valentía, integridad y determinación con que las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal desafiaron a la férrea tiranía de Rafael Trujillo.
Al conmemorarse mañana 25 el 60 aniversario del horrendo asesinato de las heroínas de Salcedo, al menos los sectores más sensatos deben meditar sobre la violencia en todas sus manifestaciones de la que es víctima la mujer dominicana.
Patria, Minerva y María Teresa fueron cruelmente asesinadas por esbirros de la dictadura de Trujillo que las emboscaron cerca de la Cumbre de Puerto Plata cuando retornaban de visitar a sus esposos encarcelados por sus ideas políticas.
Con ellas fue también asesinado Rufino de la Cruz, un vecino de Ojo de Agua, Salcedo, que conducía el vehículo en que viajaban. En homenaje a la memoria de las hermanas Mirabal las Naciones Unidas declaró en 1999 el 25 de noviembre como Día de la No Violencia contra la Mujer. Pero las mujeres hoy no son únicamente víctimas de persecución y agresiones políticas, sino de la intolerancia, el machismo y otras plagas sociales.
En homenaje a las Mirabal, de la misma manera en que la mujer tiene que empoderarse para reivindicar sus derechos, la sociedad tiene que reflexionar sobre males no solo de tipo políticos, como la violencia, la discriminación y la marginalidad, que limitan su desarrollo.

