Editorial

Otra más de USA

Otra más de USA

Aunque reconoce que la Constitución dominicana garantiza la libertad de conciencia y cultos, el Departamento de Estado afirma que en virtud del concordato de 1954 con la Santa Sede, el catolicismo fue declarado  aquí como religión oficial del Estado, por lo que se otorgan privilegios especiales a la Iglesia católica.

Estados Unidos no ha descubierto nada nuevo frente a una situación jurídica y diplomática de hace 69 años, pero resulta injusto afirmar que aquí se obstaculiza el derecho de los ciudadanos a afiliarse al tipo de religión o de creencia que considere pertinente, como se deja entrever en un informe de su Cancillería.

Difícil sería negar lo señalado en ese informe respecto a construcción de templos católicos con recursos estatales o beneficios como exenciones aduaneras, lo que según el escrito de Washington no ocurre con otras denominaciones religiosas.

En ese informe no se menciona que desde los tiempos del Descubrimiento, cuando la cruz del catolicismo acompañó a la espada de la conquista, la religión forma parte de la cultura intrínseca del pueblo dominicano, pero también ignora que muchas expresiones religiosas anglosajonas se anidan en el país.

La Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días (los Mormones), que lleva casi dos siglos establecida en Estados Unidos, posee aquí un moderno templo y muchas otras sedes construidas con recursos de sus afiliados o mecenas, lo que demuestra la plena vigencia de la libertad de cultos consagrada en la Carta Magna.

El Departamento de Estado considera como una expresión de privilegio hacia la Iglesia católica la declaratoria como no laborables de los días de La Altagracia, Las Mercedes, Jueves Corpus, Viernes Santo, Navidad y de Reyes, sin tomar en cuenta que esas efemérides forman parte de un acendrado glosario religioso.

A la Conferencia del Episcopado Dominicano y a la Santa Sede les corresponde referirse a la explícita acusación del gobierno de Estados Unidos de que el Concordato constituye una expresión de privilegio material y político en beneficio del catolicismo y en detrimento de otras denominaciones religiosas.

Lo que queda claro es que en República Dominicana prevalece absoluta libertad de cultos, que todas las expresiones cristianas o de cualquier otra religión se divulgan sin ningún tipo de obstáculo por parte de las autoridades. El dominicano es un Estado social de derecho que, aun con la prevalencia del Concordato, es esencialmente laico, aunque de mayoría católica. Amén.

El Nacional

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