La derivación y la composición de palabras son procedimientos muy idóneos para enriquecer nuestro léxico y a la vez satisfacer necesidades expresivas. Con la derivación creamos un vocablo a partir de otro, de nuestra lengua, mediante la colocación de sufijos o prefijos. Ejemplo con el sustantivo amor: enamoramiento, enamorar, amoroso. De niño: niñez, niñera, niñería, niñito, aniñado.
La composición de palabras conlleva la unión de dos o más vocablos, de dos o más bases compositivas cultas o de la combinación de palabra y base compositiva. Se han formado por composición los sustantivos cubrecama, ortotipografía y laparoscopio.
Las nuevas palabras pueden formarse a partir de diversas combinaciones, por ejemplo, de un verbo más otro verbo (duermevela), sustantivo más adjetivo (cariacontecido, patizambo), adjetivo más adjetivo (albiceleste, verdinegro).
Otras se forman con la unión de un verbo seguido de conjunción más otro verbo (correveidile, llevaitrae), por igual, con verbo más sustantivo (matarratas, sacacorchos), sustantivo más adjetivo (pasodoble, camposanto) y adjetivo más sustantivo (hispanohablante, verdemar).
Quiero referirme, y me disculpan si fuera un capricho, a las palabras formadas a partir de añadir el adjetivo /mala/ antepuesto a un sustantivo.
Primer caso: malacara. De esta palabra dice el Diccionario académico que, en Argentina, México y Paraguay, se dice de un caballo “que tiene blanca la mayor parte de la cara”. En el habla dominicana tiene otra significación: expresión facial que indica disgusto.
Malacrianza. En el nuestro y varios países, esto es malcriadez. Malaestanza es indisposición, malestar. Malagana, de acuerdo con el significado registrado en el Diccionario es lo mismo que desfallecimiento, desmayo, por lo cual no formaría parte del grupo al que me refiero.
Malaleche. Persona de mala intención, según el Diccionario de la lengua española, pero en el habla dominicana no es a la persona a quien se califica de malaleche, sino la actitud: Su comentario fue de malaleche.
En el habla mexicana /malamujer/ se denomina un tipo de ortiga, una planta poco agradable. Recordemos los versos de José Martí: “Y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo, /cardo ni ortiga cultivo;/ cultivo la rosa blanca”.
Malandanza. Es mala fortuna, desgracia. Pero /malanoche/ es noche sin dormir. En tanto que /malasangre/, dicho de una persona, de condición aviesa.2. f. coloq. Carácter avieso o vengativo de una persona. En el español dominicano se refiere más bien al disgusto o enfado.
Tenemos que /malaventurado/ es quien tiene malaventura, y esto último es lo mismo que desventura, desgracia, infortunio. Casi lo mismo es /malaventuranza/, antónimo de bienaventuranza. ¿Qué dice el Diccionario sobre la voz /malapata/? Esto: “sin gracia, patoso”. Me parece que para los dominicanos esta calificación se aplica a quien baila mal.
Ahora les recuerdo estas tres palabras muy nuestras: malapaga, malavaina y malapalabra. Ninguna de las tres ha sido incorporada al registro del español estándar, el DLE.
Malapaga se refiere a persona tarda para saldar sus deudas o no las paga. Así lo consigna el Diccionario del español dominicano, publicación de la Academia Dominicana de la Lengua. Esa misma obra recoge la voz /malapalabra/ con el significado “palabra ofensiva o grosera”. Los lingüistas prefieren tildar de “malsonantes”, a las palabras soeces o que ofenden al pudor.
La que no ha sido localizada en ninguna publicación a nuestro alcance es la voz /malavaina/. En el habla vulgar dominicana este término, dicho de una persona, indica que ésta muestra mal desempeño sexual.
El estudio de la estructura interna de las palabras corresponde a la rama de la gramática que se denomina morfología, la cual incluye las variantes que presentan las palabras, los segmentos que las componen y la forma en que se combinan.