En la celebración del Domingo de Ramos en la basílica de San Pedro, el papa Francisco clamó a favor de las personas más afectadas por la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus.

El pontífice, con su habitual solidaridad con los más desposeídos, recordó que desde que comenzó la crisis sanitaria la situación económica y social se ha hecho más pesada para los que menos o nada tienen.

“Se trata de una situación histórica y social”, agregó, “que conlleva problemas de carácter físico, psicológico y sobre todo espiritual, que siembran desconfianza y desesperación”.

Con el reclamo con motivo de la Semana Santa, el Papa pone el dedo en la llaga. Y su explicación sintetiza la dimensión alcanzada por una pandemia que ha evidenciado la polarización entre pobres y ricos hasta con la distribución de las vacunas. La piedad no debe faltar.