La decisión del PLD y Fuerza del Pueblo de aparcar sus diferencias para concurrir con candidatos comunes a las municipales y congresuales, al tiempo de dejar un espacio abierto para las presidenciales de 2024, representa una redefinición del escenario político.

Son muchos los intereses en juego en la apuesta de las principales dos fuerzas opositoras, habida cuenta del carácter plebiscitario que tienen las municipales, pero también para el futuro de cada uno de los dos partidos.

La organización que quede en desventaja frente a la otra comenzaría a trillar un destino incierto, al margen del alcance de un acuerdo que agrega al disminuido PRD y a otras pequeñas fuerzas.

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La alianza anunciada por Miguel Vargas Maldonado, candidato presidencial del PRD, excluye plazas tan importantes como el Distrito Nacional, la provincia Santo Domingo y Santiago.

Pero irán juntos en 236 localidades en los niveles municipal y congresual. Por lo menos en los casos del PLD y FP la alianza opositora para el rescate de la República Dominicana no hace más que recoger un sentimiento que se notaba en su militancia, como el de respaldar a los candidatos de uno u otro partido con más posibilidades y liderazgo en sus localidades.

E incluso se daba como un hecho que en las presidenciales, en caso de una segunda vuelta, se apoyarían entre ellos. La alianza tendrá sus efectos, aunque la ausencia en el acto de los líderes del PLD y FP, Danilo Medina y Leonel Fernández, haya creado conjeturas.