Carta de los Lectores

Policías a la calle

Policías a la calle

Es una medida positiva poner a patrullar a más de mil agentes, para enfrentar cualquier tipo de delincuencia. Si se debe tener cuidado en que estos policías salgan sin armas letales. La delincuencia está bien armada, y siempre es de temer.

Estos agentes si deben estar bien entrenados en tratar con la comunidad, en mantener el orden, en ser la defensa de los indefensos. No están para demostrar soberbia y excesos, sino para la concertación.
La labor del policía es dar esa tranquilidad, la paz que se necesita, y para ello hay que predicarle que el cuerpo a que pertenece es un auxiliar de la justicia. Que nunca puede aplicar condenas, sino que ello depende de los jueces.

La delincuencia se ha desbordado, y hay que salirle al frente. No se trata de protagonizar intercambios de disparos, sino garantizar la seguridad en cada tramo del campo o la ciudad.

Se da la dolorosa situación de que hay inseguridad ciudadana en las principales localidades del país. La delincuencia se reinventa. Cae un sospechoso y al poco tiempo, por él, otro ejerce ese sucio oficio
La necesaria reforma de la policía tiene que tener una dosis de trabajo comunitario. Se debe prevenir el delito. Ir al barrio o la zona problemática antes de que corra la sangre o la muerte.

La lucha por mejorar las condiciones de vida en los barrios, debe estar compartiendo dentro de la prevención de la nueva policía.

Hay que cambiar normas de conductas en la policía, pero ello no se pude hacer por un formulario, sino adiestrando en el respeto a los derechos humanos a los nuevos agentes.

El policía curtido en los años de servicio, es muy difícil que cambie de procedimientos y formas de trabajo. Para que se de la reforma, el también debe ser parte de los cambios. Ir dando paso al modernismo y listo para un eventual retiro con tranquilidad.

El cambio más dramático lo tuvo la policía de la época del doctor Joaquín Balaguer, que renació con el surgimiento de los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano. Don Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco terminaron con la policía de persecución política.

En vez de estar buscando alegados comunistas y se centraron en la persecución del delito común. Se Recuerdan los letreros en la entrada del palacio de la institución que exhortaban a que los comunistas eran enemigos del país.

Ahora se necesita una policía preventiva, que enfrente el delito desde su primer paso y que sepa que es un auxiliar de la justicia.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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