La crisis interna de Haití va para largo. La virtual guerra civil no tiene soluciones inmediatas. Hay una ausencia de legalidad y de autoridad que lleva a ese país hacia el despeñadero.
Una intervención militar foránea no es la solución para Haití. Siempre las intervenciones son groseras e impertinentes. Para lograr sus objetivos tiene que ir con la política de tierra arrasada. Para muchos el único escape del desorden y los atropellos que se sufre en Haití, es emigrar ilegalmente hacia la República Dominicana.Para el país esa salida tiene que ser enfrentada, impedida por todos los medios posibles, incluyendo la fuerza si es necesario.
Los problemas internos de Haití tienen que ser solucionados por los haitianos. Solo a ellos les corresponde abrir trocha en su futuro. Pero debe quedar bien claro que la crisis haitiana no es un problema de los dominicanos. Los enfrentamientos fueron impulsados por la intolerancia de los gobiernos dictatoriales, los organismos internacionales, las grandes potencias y la intervención militar de los Cascos Azules, de las Naciones Unidas. Por tanto, no es competencia de la República Dominicana lidiar en los asuntos internos haitianos.
Ellos comenzaron su crisis, y esos mismos sectores tienen que buscarle soluciones. Las instituciones internacionales, deben cumplir con sus obligaciones llamando a la paz. Por lo pronto a República Dominicana no debe entrar un solo ilegal, y los que residen aquí tienen que ser detenidos y deportados, y, como dice el presidente Luis Abinader, si son inteligentes, se deben ir voluntariamente.
El reciente discurso del presidente Abinader no tiene desperdicios. Presentó una visión de por qué los dominicanos no pueden permitir los indocumentados en el territorio, y las razones para continuar con la estricta vigilancia militar en la frontera. Una posición valiente y responsable, que fija cuales serán a partir de ahora las nuevas disposiciones de migración y la persecución de los ilegales.
El presidente habló claro y en su exposición señaló con verticalidad que el país no va a intervenir en la crisis interna de Haití. El control de esa migración masiva de indocumentados se debe realizar con estricto respeto a los derechos humanos. Es la única condición que se puede dar para atajar este problema.
La llegada de indocumentados atenta contra la soberanía y el territorio nacional. Es el momento de respaldar la política migratoria, con estricto respeto de los derechos humanos, para que retornen a Haití todos los indocumentados.
Por: Manuel Hernández Villeta