Bajo un cielo gris y una incesante llovizna que asemeja lágrimas, el muralista mexicano Roberto Márquez enciende velas y velones y acomoda flores esta mañana, en la entrada del lugar donde por 52 años funcionó la discoteca Jet Set. El artista busca una idea clara para reproducir un lamento que inmortalice un acontecimiento que llenó de luto a los dominicanos.