Puede decirse, sin temor a equivocación, que la comunidad de San Cristóbal ha recibido con profundo beneplácito el anuncio del proyecto de construcción de un centro comercial de cuatro pisos en el lugar donde por varias décadas funcionó el emblemático hotel Constitución, demolido a fines del año pasado.
La satisfacción obedece, en primer lugar, a la contribución que haría una obra de ese tipo al perfil urbano, precisamente en un punto céntrico que ha perdido esplendor por múltiples razones que no vienen al caso mencionar ahora.
Es motivada, además, por el hecho de que el grupo propulsor está integrado por jóvenes de la propia población que sin duda constituyen una nueva elite empresarial con visión de futuro.
Pero no puede ocultarse que, al mismo tiempo, el anuncio ha producido honda preocupación en los sectores pensantes de esa colectividad por cuanto es innegable que Galerías Constitución provocará el agravamiento de los problemas del tránsito urbano en el centro histórico de San Cristóbal, por donde se circula con notoria dificultad tanto en vehículos como a pie.
Esos núcleos pensantes, generalmente tímidos para manifestarse públicamente, se han sorprendido por la especificación de los proyectistas de que se contemplan -válgame Dios- 19 parqueos para una edificación de cuatro plantas con 33 locales comerciales.
Evidentemente esos estacionamientos serían ocupados, temprano en la mañana, por los dueños de esos 33 comercios, no importa su tamaño, y los visitantes tendrían que buscar estacionamiento afanosamente en una área ya congestionada donde no cabe un alma, como dice el refrán.
La ley y las normas oficiales de construcción son muy precisas en cuanto al número de parqueos que debe tener una edificación de este tipo, al punto de que ingenieros consultados rápidamente en los últimos dos días estiman que la cantidad estipulada debe superar los cien.
El tema será objeto de amplio debate en el futuro inmediato y ojalá se animen a opinar muchos ciudadanos de San Cristóbal con peso en la comunidad.
Este proyecto debe ejecutarse para bien de San Cristóbal -no para mal- tomando en cuenta todos los aspectos técnicos y legales, cumpliendo con las disposiciones vigentes, que no se cumplen ante la mirada indiferentes de todas las autoridades, como se puede comprobar en un recorrido por el radio urbano.
Este paso histórico de hacer una inversión privada significativa en un proyecto local, debe ejecutarse sin crear un problema adicional, por lo que tiene que ser analizado previamente con reposo.
Por: José Pimentel Muñoz
josepimentelmunoz@hotmail.com