Opinión

Presencia economica

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POR: Daniel Guerrero
guerrerodanielus@yahoo.com

 

¿Nuevo mapamundi?
Los hechos geopolíticos que se están produciendo en la frontera ruso-ucraniana han generado nerviosismo e incertidumbre en los mercados financieros internacionales, enviando señales de expectativas negativas sobre la marcha de la frágil recuperación de la economía mundial tras la Gran Recesión (2008-2009).
En días pasados la señora Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó a expresar que la situación financiera de Ucrania no era muy crítica, enviando un mensaje al mundo para que “no cunda el pánico”.
Pero al hacer uso de la palabra “pánico”, la máxima autoridad gerencial del FMI sólo logró alimentar la preocupación internacional en torno a la precaria situación económica de Ucrania, agravada ahora por la existencia de una crisis política que amenaza con involucrar a diversos actores internacionales y generar acontecimientos político-militares imprevisibles para la paz mundial.
Lo expuesto en párrafo precedente podría ser el preludio de una nueva recomposición geopolítica del mapamundi, con todas sus consecuencias productivas, comerciales y financieras para la marcha de la economía internacional, pues ya conocemos de medidas sancionadoras contra Rusia adoptadas por Estados Unidos y la Unión Europea, decisión que, sin lugar a dudas, generará respuestas que podrían estar asociadas a la comercialización del petróleo y gas rusos.
Es innegable: la crisis geopolítica en la zona del Mar Negro se agudiza. Los aprestos militares desatados entre Ucrania y Rusia, sumado a las recientes declaraciones de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) en el sentido de ofrecer apoyo logístico a las tropas ucranianas, preludian tiempos difíciles para la paz mundial, como si se estuviera resucitando (¿alguna vez falleció?) la lúgubre criatura de la Guerra Fría.

Ante el citado panorama se hace impostergable que América Latina y el Caribe avance en el reforzamiento de la voluntad política para fortalecer el proceso integracionista regional con el objetivo de resistir colectivamente los embates de una nueva crisis financiera internacional que podría derivarse de los acontecimientos en la frontera ruso-ucraniana.

América Latina y el Caribe debe prepararse como Dios manda para atenuar el impacto de las repercusiones a corto y mediano plazo que sin lugar a dudas generarán los enfrentamientos geopolíticos de Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia en el marco de posible crisis político-militar en la zona del Mar Negro, teniendo como telón de fondo el problema de Ucrania y la incorporación de la península de Crimea a la soberanía territorial rusa.

Economistas europeos expresan su preocupación por el desarrollo de los acontecimientos en la frontera ruso-ucraniana. Gustav Hom, director del Instituto de Macroeconomía e Investigación de la Coyuntura Económica (IMK), con sede en Alemania, así lo dice: «Si la disputa se convierte en guerra habrá una amenaza de colapso financiero”.

Todo parece indicar que se está en presencia de cambios precursores de un nuevo orden mundial. Ninguna región o país goza de un escudo protector expresado en la distancia que lo separa de la zona de conflictos. Porque en esta era de la globalización y el entrelazamiento de las economías, gracias a la Internet y las telecomunicaciones satelitales, la distancia geográfica es irrelevante para salvaguardarse de una crisis económica mundial.

El Nacional

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