Durante la temporada ciclónica que se inició ayer se pronostican trece tormentas, incluidos cinco huracanes, dos de gran intensidad, lo que obliga a autoridades y población a diseñar un efectivo programa de prevención para evitar o mitigar tragedias.
Debido al cambio climático, esos fenómenos meteorológicos son cada más intensos y destructivos, como los que destrozaron a Puerto Rico y a otras islas del Caribe, así como a ciudades costeras de Estados Unidos, México y Centroamérica.
El territorio de República Dominicana figura en el trayecto de muchos huracanes que se forman en el Atlántico, la mayoría de los cuales se han desviado durante recientes periodos ciclónicos, pero es obvio que no es posible abusar de la suerte.
Entre los daños asociados con el paso de tormentas, ciclones o huracanes, además de pérdidas de vidas humanas, se mencionan inundaciones, derrumbes, destrucción de viviendas, infraestructura vial, y severos daños a la agropecuaria.
A pesar de que los dominicanos han padecido la experiencia de ciclones que causaron muertes y destrucción, ha sido muy difícil consolidar una cultura de prevención, aun cuando se define con relativa exactitud el periodo de tres meses cuando se pronostican la formación de la mayoría de esos fenómenos.
Se cuentan por muchos miles el número de familias que residen a orillas de ríos, cañadas, o en las faldas de montañas y en otras zonas vulnerables a derrumbes e inundaciones, por lo que se requiere que la población en sentido general asuma desde hoy mismo el programa de prevención expuesto por las autoridades.
El ejemplo más reciente y doloroso sobre los destrozos que puede causar un ciclón, ocurrió en Puerto Rico con el paso en 2017 del huracán María, que virtualmente destruyó la isla y causó cientos de muertos, trágico cuadro del que Borinquen aún no se repone.
El más vehemente de los llamados se formula hoy a todos los ciudadanos para que asuman conciencia de prevención ante la posibilidad de que el territorio nacional ingrese en el sombreado de una tormenta, ciclón o huracán, única manera de evitar o mitigar una tragedia.
